24. «Marchando un bombón helado»

Christian K. Nelson, combinaba su empleo como maestro y una pequeña tienda de golosinas y helados que regentaba durante los meses de verano.

En 1920 se le plantó frente al mostrador un niño que tenía una importante duda: no sabía si comprarse un helado o una chocolatina. Sólo llevaba dinero para una cosa, por lo que el dilema aún era más peliagudo. Esta incertidumbre del muchacho también despertó la curiosidad e ingenio del señor Nelson, el cual se puso a desarrollar un producto que pudiese ser cremoso como una barrita de chocolate y al mismo tiempo refrescante como un helado. A todo ello le añadiría un corazón de crema de vainilla helada.

Después de varias pruebas consiguió algo que se acercaba mucho a lo que pretendía y en 1921 comenzó a comercializarlo en su negocio con el nombre de I-Scream Bars (un juego de palabras, pues aunque literalmente significa Yo Grito Barras, fonéticamente se lee igual que ice-cream bars, barras de helado). La prueba de fuego para el producto fue durante el Torneo Anual de los Bomberos de Iowa, donde los puso a la venta con gran acogida por parte de los asistentes. Pero se encontró con un problema con el que no contaba… Los empresarios lácteos y heladeros de la zona no veían con buenos ojos el nuevo invento y siete de ellos rechazaron el gestionar la comercialización, hasta que llegó al octavo empresario, Russell Stover. Este vio bien el producto ideado por Nelson y decidió asociarse a él. Una de las primeras cosas que hicieron fue cambiar el nombre al helado, pasando a llamarlo desde entonces Eskimo Pie [pastel esquimal]; algunas crónicas dicen que el nuevo nombre fue idea de la señora Stover. El 24 de enero de 1922 era patentado el producto y para mediados de ese mismo año las ventas del Eskimo Pie eran de un millón de unidades al día.