11. El origen de la palabra «testificar»

El origen de la palabra testificar es ciertamente confuso, ya que hay varias versiones y en ninguna de las diferentes fuentes se ponen de acuerdo. Por un lado (y parece la más fiable) está la que dice que la palabra proviene de testigo y ésta a su vez viene del antiguo vocablo íbero testiguar, derivado a su vez del latín testificare. Testificare está compuesto de testis (testigo) y facere (hacer).

No se sabe por qué el íbero no tomó testigo directamente de testis. Como curiosidad, testículo viene de testiculus, compuesto de testis (testigo) y el sufijo culus, que es usado como diminutivo. Así que los testículos son los pequeños testigos.

Hablando de estos pequeños testigos, otra versión del origen de testificar nos dice que su procedencia corresponde a que, a falta de Biblia, los romanos juraban decir la verdad apretándose los testículos con la mano derecha, comprometiendo tan sensible parte si mentían, y que de esta costumbre romana procede la palabra testificar.

Y para rizar más el rizo, una tercera vía de investigación indica que después de cada cónclave, cuando ya se había elegido el cardenal que sería investido como Papa, antes de que éste fuese nombrado definitivamente, era sometido a una prueba, realizada por otro cardenal, que había pertenecido también al cónclave, y que era nombrado para tal misión. Esta prueba consistía en que éste último debía tocar los genitales al futuro Papa con la mano para asegurarse y testificar luego a los demás que éste era masculino. Esto se hacía para evitar un posible fraude de elección de una mujer, que se haría pasar por hombre.