Durante el día nuestros cartílagos intervertebrales se van comprimiendo con el peso del cuerpo, de tal forma que, a lo largo de la jornada, perdemos aproximadamente un centímetro de altura.
Ese centímetro lo recuperamos durante la noche, mientras dormimos ya que, al estar tumbados y descansando en la cama, los cartílagos de la columna vertebral se extienden al no tener que soportar ningún peso.