Tenebrosa caravana

Después de haber nacido en Colombia, haber crecido en Medellín y haber vivido en Afganistán, ya no hay mucho que me haga temblar, pero ayer vi una imagen que me hizo parar de respirar por unos segundos. Caminando en la vecindad de una de las clínicas, vi venir una tribu de kutchis. Salí corriendo a coger mi cámara porque en la primavera los kutchis vuelven de su recorrido por Pakistán y traen consigo a sus animales recién paridos. Montan todas las ovejitas y cabritas en un camello y las amarran. Esta foto no me la podía perder. Estaba haciendo un calor horrible y se veían venir desde lejos. Me paré en la mitad de la carretera con la cámara, me puse a mirar por el huequito, y esperé unos segundos. El calor hace que las imágenes se distorsionen y que parezca que está saliendo vapor de la carretera.

Venían lentamente y pude ver que la tribu venía encabezada por una mujer con un camello. Se acercaron y pude ver con más claridad algo que nunca se me va a olvidar. Esta mujer traía en las manos la cuerda con la que tiraba del camello y lo dirigía, y al mismo tiempo sostenía las muletas para poder caminar porque le faltaba por completo una pierna. Era evidente, se había parado en una mina quiebrapatas. Le minaron los caminos pero ella nunca va a parar de caminar. Yo bajé la cámara y los miré pasar porque esa imagen no la quiero volver a ver.

PD: Hoy les repito lo que una de estas mujeres me dijo antes de irse de la clínica: «Que muchas flores aparezcan en tu camino».