14 de marzo

Me quedé durmiendo hasta tarde y hacia mediodía me despertó otro envío del coronel Tom. Una docena de rosas rojas («con gratitud, disculpas y amor»). Y también una carpeta sellada: el informe de la autopsia. Expedido, y muy probablemente revisado y «podado», por el propio coronel Tom. Había visto el vídeo: ahora tenía que leer la reseña.

Me hicieron falta dos cafeteras y medio paquete de cigarrillos para liberarme de la neblina gris rojiza que se había abatido sobre mí, como una especie de papilla, durante la noche. Y me duché. Y debían de ser casi las dos cuando me senté en el sofá en albornoz y puse una cinta que Tobe me ha grabado y que me gusta mucho: ocho versiones diferentes de Tren nocturno. Oscar Peterson, Georgie Fame, Mose Allison, James Brown… Tobe y yo consideramos esta cinta como un himno al bajo alquiler que pagamos. Es un alquiler ridículo; o sea, no lo notas. Así que tenía esa música, muy suave, en un rincón, mientras me obligaba a bregar con todo aquel papeleo. Pásate diez años jodida, pásate diez años soplándole al helado para que se enfríe, y tendrás una resaca de diez años (y otros veinte de alguna otra cosa aguardándote en fila india). Lo que no quiere decir que no estuviera sintiendo todo el exceso del día anterior. Me sentía gorda y con la tez color de mantequilla, y ya sudorosa o todavía mojada del vaho del cuarto de baño.

Haec est Corpus, éste es el cuerpo.

Jennifer, medías uno setenta y ocho y pesabas sesenta y seis kilos.

Tu estómago contenía una comida totalmente digerida de huevos revueltos, salmón ahumado y panecillos-dónut, y otra comida a medio digerir, una lasaña.

La lividez cadavérica estaba donde debía estar. Nadie movió tu cuerpo. Nadie te manipuló para «arreglarte».

Retroceso. En tu mano y antebrazo derechos se han hallado microscópicas partículas de sangre y de tejido. A esto lo llamamos retroceso.

En tu mano derecha se ha detectado también un espasmo cadavérico. O un rigor mortis espontáneo y transitorio. La curva del gatillo y la forma de la culata han quedado marcados en tu carne. Así de fuerte asiste el arma.

Jennifer, te mataste tú misma.

Caso cerrado.