La batalla de Rockpile ya es una leyenda entre la comunidad de surfistas de San Diego.
Aquella misma tarde se conoce la historia en The Sundowner y en todos los demás bares, hamburgueserías, puestos de tacos y lugares frecuentados de la costa.
El Club del Amanecer contra la pandilla de Rockpile.
Fue una paliza.
Les zurraron la badana.
Un episodio épico: los dejaron hechos picadillo, a destajo y sin piedad.
Cuenta la historia que el Club del Amanecer de Pacific Beach arrasó con los de Rockpile como un tsunami contra un muelle; que el alucinante Boone Daniels, David el Adonis, auténtico dios de la guerra, el inimitable Johnny Banzai, el Marea arrolladoramente Alta y el Doce Dedos de hierro lanzaron puñetazos y patadas hasta dejar la playa como después de una corrida de toros en Tijuana: con sangre en la arena, oye. Hasta el pimpollo se metió, tío —daba puñetazos, patadas y arañazos—, mientras que el viejo loco rayaba los coches con una llave y les destrozaba los parabrisas y los faros.
Alarmados, los artistas que vivían en lo alto del barranco —ciudadanos preocupados— llamaron al número de emergencias, pero ocurrió algo de lo más estrambótico: apareció la pasma —¡cómo no!—, pero aparcaron en los barrancos y no se apearon de los coches patrulla hasta que llegó el momento de llamar al servicio médico de urgencias para que se llevara a los heridos.
Fueron unos cuantos, porque David el Adonis parecía un derviche —como que era el tío que una vez le pegó a un tiburón, ¿no?— y en Rockpile llegó a perder los estribos; Johnny Banzai recurrió al yudo y a esas cosas, de tal modo que las gilipolleces brasileñas no pudieron hacerle mella. En cuanto al Marea Alta, agarró a tres de aquellos tíos de Rockpile y les entrechocó los melones, como si fueran —bueno, sí— cocos, y el pequeño surfista de alma de las rastas parecía el conejo de Duracell: duraba y duraba y duraba…
Y a quién no le habría gustado estar presente (más adelante, muchos sostendrían que habían estado) —se preguntaban entre sí los vecinos de la playa— cuando Mike Boyd lanzó un «puñetazo supermán» para eliminar a Boone Daniels y Boone dio un paso atrás, amartilló la rodilla derecha y lanzó aquella pierna que el surf había vuelto de acero directamente contra los cojones de Boyd. Dicen que el golpazo se oyó desde lo alto del barranco, como una tabla cuando se estrella contra las rocas. Algo así como un ¡pum!
El telégrafo bongó de la playa propaga la noticia y, al caer el sol, ya ha llegado hasta Oz, donde Sunny Day lee el mensaje de texto y sonríe.
La batalla de Rockpile.
Los «Cincos» —así los llaman— son expulsados de la playa.
La bautizan entonces con el nombre de K2.
El paraíso encontrado.
Tope.
Guay.