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Están tumbados en la cama de la casa de él aquella noche.

Al cabo de un rato, ella pregunta:

—¿Estás bien?

—Sí.

—¿En serio? Porque pareces triste.

Él se lo piensa.

—Pues sí, en cierto modo lo estoy.

—¿Por tus amigos?

—En parte por eso —dice él—, pero solo en parte. En realidad, es por toda la situación. Me ha hecho cuestionarme… quién soy. Nunca había visto el horror hasta que fue demasiado tarde, hasta que mató a alguien como Kelly. Tal vez no lo haya visto porque no quería verlo. Solo quería ver… lo paradisíaco.

—Eres muy duro contigo mismo.

—No, no es cierto —dice Boone—. Si no ves una cosa, no tienes que hacer nada al respecto. Y yo no hice nada de nada.

—No eres responsable de todo el mundo.

—Solo de mi parte de él.

Petra le besa el cuello y después el hombro y el pecho y va bajando por su cuerpo con suavidad, porque está magullado y dolorido, pero ella lo trata con mimo y con ternura hasta que él queda exhausto. Mucho después, tras apoyar la cabeza en el hombro de él, ella le pregunta:

—¿Has tenido oportunidad de pensar en el ofrecimiento de Alan?

Boone sonríe.

—¿Te lo ha dicho?

—Sí.

—¿Antes o después de decírmelo a mí?

—Antes —dice ella—. ¿Importa eso?

—Pues sí.

—Ah, comprendo. Yo no se lo pedí, Boone; fue idea suya.

—Pero primero te consultó a ti.

—Seguro que lo hizo solo para saber si me agradaba la idea de tenerte cerca en el despacho —dice ella.

—¿Y? —pregunta Boone—. ¿Te agrada?

Ella gira sobre sí misma y le apoya la cabeza en el pecho.

—Muchísimo. En realidad, más que agradarme, estoy eufórica.

Él la abraza fuerte.

—¿Por qué no te quedas aquí hasta que estés lista para regresar a tu casa?

—¿En serio? —pregunta ella—. Pues sí, gracias, me encantaría, pero eso no es una respuesta.

—Sí, Pete —dice él—. Creo que lo haré, lo de estudiar Derecho.

Ella sonríe y se acerca aún más a él. Al cabo de unos minutos, Boone siente que su respiración se ha vuelto más profunda y, cuando baja la mirada, se da cuenta de que se ha quedado dormida. A él le encanta tocarla, el olor que despide y su cabello desparramado sobre su pecho.

Él no duerme.

Se queda acostado, pensando.