Boone conduce hasta La Jolla.
La Hoya.
Conejo y Eco están de guardia delante de la casa. Conejo cachea a Boone, mientras Eco llama por teléfono y, cuando regresa, le dice que puede entrar.
O más bien salir.
Eddie el Rojo está tumbado sobre un flotador en la piscina, bebiendo a sorbos una bebida frutal con un paraguas dentro. Lleva la pulsera que le rodea el tobillo envuelta en una bolsita de plástico. Dahmer está echado cerca, sobre un cojín flotante. Eddie estira el cuello, entrecierra los ojos por el sol y dice:
—Boony, ¡qué placer inesperado! Podrías haberte limitado a enviarme una tarjeta.
El hawaiano rudimentario de Eddie el Rojo aparece y desaparece como la marea. Depende de su estado de ánimo y sus intenciones. Hoy le toca a Empresariales de Wharton.
—Que te den, Eddie.
—No es exactamente el tipo de sentimiento de Hallmark que me esperaba —dice Eddie—, pero ha sido expresivo, de todos modos.
—Mantente fuera de mi vida.
—¿Ni siquiera para salvarla, Boone? —pregunta Eddie—. Y no es solo una pregunta en tiempo pasado: el cartel está muy disgustado contigo, porque les has costado mucho dinero y muchos problemas. Tampoco están conformes conmigo, por haberme cepillado a dos de sus muchachos y a uno de sus mejores interrogadores. Cuando pongan en orden sus asuntos, vendrán a buscarnos a los dos.
—Tú cuida de ti mismo —dice Boone—, no de mí.
Eddie rema con la mano hasta el borde de la piscina y apoya la copa. Rueda sobre el flotador y cae al agua, se zambulle para refrescarse, sale a la superficie y dice:
—Es que ese es el problema, Boone: que estoy en deuda contigo. Por la vida de mi hijo y por la mía también. ¿Cómo podré nunca dejar de corresponderte por eso? Es imposible, de modo que tendrás que aprender a aceptar mis cuidados y mi largueza… con un poco más de gentileza, por favor.
—Solo he venido a decirte que Corey Blasingame no mató…
—Ya lo sabía —dice Eddie—. ¿Acaso piensas que no dispongo de recursos en las antesalas del poder? Estoy informado de que fue Trevor Bodin el que asesinó a mi primo calabash. ¿Es correcto?
Boone no le responde, pero dice:
—Supongo que es inútil que te pida que te abstengas de hacer lo que vas a hacer.
—Suposición correcta.
—¿Y si Kelly no quisiera que lo hicieses?
—Nunca actúo en función de un «y si…» —dice Eddie—. Aloha, Boone.
—Ahógate.
Boone se marcha.
—Qué amable —dice Eddie. Vuelve a zambullirse, sale y le grita a Conejo—. Oye, ¿te crees que mi bebida va a venir nadando hasta aquí por sí misma, da kine?
Conejo corre a buscarle la copa.