Boone, Petra y Alan ya están sentados a un lado de la mesa.
Mary Lou y Johnny se sientan enfrente.
Alan sonríe y empieza a hablar:
—Iremos a juicio.
—Lo perderás —dice Mary Lou.
—De eso nada, monada —responde Alan—. Tus tres primeros testigos son una mierda y los otros dos se han retractado, con lo cual los oficiales que han llevado a cabo tu investigación se convierten en payasos.
Boone echa una mirada rápida a Johnny.
Tiene la cara de piedra, pero se sonroja.
Boone aparta la mirada.
—Todavía nos queda la confesión —dice Mary Lou.
—Ya, tú sigue adelante con eso —dice Alan—. No veo la hora de oír cantar la palinodia al subinspector Kodani, aquí presente. ¿Cómo canta usted, detective? ¿A capella? ¿O necesita una orquesta?
Johnny no dice nada.
Boone no puede mirarlo y Petra mira fijamente la mesa.
Mary Lou se pone de pie.
—Si no hay nada más…
Johnny también se pone de pie.
Mira a Boone con repugnancia.
—Vamos, siéntate, Mary Lou —dice Alan—. No queremos acabar así.
Mary Lou se vuelve a sentar.
—Ni el dudoso soborno de testigo de Harrington ni el interrogatorio enérgico de Kodani a los acusados cambia el hecho de que tu cliente, motivado en parte por el odio racial, como mínimo participó en una paliza que se cobró una vida humana.
—De acuerdo.
—Tiene que ir a la cárcel por eso, Alan.
—También estoy de acuerdo —dice Alan—, pero no fue él quien pegó el puñetazo fatal, Mary Lou, sino Bodin. Y tampoco era el cabecilla, sino que también era Bodin.
—Por motivos prácticos, no puedo ir contra Bodin.
—Pero eso no quiere decir que debas señalar a Corey para castigarlo especialmente a él —responde Alan—. Es una cuestión de justicia.
—También hay una cuestión de justicia por Kelly.
—Comparto esa opinión —dice Alan—. Mi cliente participó en un acto repugnante que tuvo consecuencias trágicas y debe sufrir las consecuencias. Invocaré homicidio con circunstancias atenuantes.
—Con la máxima sentencia: once años.
—La mínima: tres.
Esto parece una obra de kabuki: los dos saben cuál es el paso siguiente del ritual.
—Bien —dice Mary Lou—. Busquemos algo intermedio: seis.
—Hecho.
Se estrechan la mano: Alan y Mary Lou, Alan y Johnny, Petra y Mary Lou, Petra y Johnny, Boone y Mary Lou, pero no Boone y Johnny.
Ellos se evitan.