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Johnny está revisando los documentos. De pronto, oye algo en el pasillo.

—¿Tienes bañera? —pregunta a Petra.

—¿Cómo dices?

—Métete en la bañera y túmbate —dice Johnny, mientras descorre el pestillo de la pistolera que lleva a la cintura.

—No lo haré.

Suena el timbre.

Se oye una voz masculina que dice:

—¿Petra? Me envía Boone para ver si estás bien.

—Un segundo —dice ella—. Me estoy vistiendo.

Johnny le indica con la barbilla el cuarto de baño. Ella se levanta del sofá y empieza a caminar.

La puerta cae hacia dentro.

Son tres.

Los Niños Locos.

El primero en entrar por la puerta ve a Johnny, ve la placa que sostiene en alto y la pistola que sujeta en la otra mano y toma una decisión rápida.

Apunta con la pistola que lleva en la mano y dispara. Johnny responde —dos disparos, uno tras otro— y el Niño Loco se desploma.

Los otros dos le pasan por encima.