Nicole lo llama por fin.
—¿Dónde coño has estado? —pregunta Bill.
—Fuera —dice ella—. Oye, no pensaba llamarte… Es que…
Se echa a llorar, por el amor de Dios.
—Nicole —dice Bill—, ¿por qué no vienes y hablamos de esto? Vamos a encontrar una solución. Puedes conseguir lo que quieras, te lo juro. Venga… Con todo lo que hemos sido el uno para el otro… Hazlo por mí y ven.
Después de mucho vacilar, ella dice:
—De acuerdo. Ahora mismo voy.
Diez minutos después, llaman al timbre y él abre la puerta.
Pero no es Nicole.
—Hola —dice Jones.