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Nicole lleva a Boone a una consigna en Solana Beach y le pide que espere en el coche. Regresa al cabo de cinco minutos con una caja y se la pone en las rodillas; después lo lleva de vuelta al aparcamiento de su oficina y lo deja junto a la Segunda.

—Menudo vehículo tienes —dice ella—. ¿Va bien el negocio de la investigación privada?

—Como el negocio inmobiliario —dice él—. ¿Qué vas a hacer ahora?

—Irme a casa, supongo.

—¿Tienes algún amigo o familiar con el que te puedas quedar? —pregunta Boone—. Mejor si es alguien de quien Bill no sepa nada.

Tiene a su abuela en Escondido y Boone le sugiere que vaya a pasar unos días a su casa. Ella capta el mensaje, le dice que lo hará e intercambian números de teléfono móvil.

—Has hecho lo correcto —dice Boone.

—Lo correcto —dice ella— no me paga la hipoteca.

«Tiene toda la razón», piensa Boone.