101

Esta es la versión que da Corey, según consta en su declaración.

Empezó a surfear con Trevor y con los hermanos Knowles. Era algo para pasar el rato y, además, era entretenido. Al principio, a los tíos mayores no les gustaba mucho verlos por ahí, pero Trevor hizo méritos al expulsar a unos extranjeros. Entonces Mike les sugirió que se dieran una vuelta por su gimnasio y le echaran un vistazo.

Todos dijeron «¿Por qué no?». Las artes marciales mixtas son guay y, como estaban bien, empezaron a pasar la mayor parte del tiempo en el gimnasio y en Rockpile.

Entonces les dio por frecuentar la rompiente y el gimnasio y por contribuir a mantener Rockpile puro, ¿no? Aquellas eran sus aguas, su territorio, y se pusieron la etiqueta de «la pandilla de Rockpile». Una noche que estaban en el gimnasio sin hacer nada, Mike les preguntó si no querían mirar unas páginas web y ellos dijeron que sí, pensando que se refería a páginas porno o algo así, pero, cuando se conectó, todo tenía que ver con la raza blanca y que tenían que luchar para preservarla y Mike les preguntó qué les parecía y ellos dijeron que les parecía guay.

Mike dijo que era como si la raza blanca fuera su tribu y ellos fueran guerreros y los guerreros luchan para proteger a su tribu y les preguntó si estaban dispuestos a luchar. Ellos dijeron que sí y Mike les dijo que de eso se trataba: de entrenarse como guerreros para proteger a su tribu. Les habló de Alex Curtís, que había ido a la cárcel, y de lo que él decía y del número cinco y Corey salió una noche, después de unas cuantas cervezas, y se hizo un tatuaje y entonces Mike le dijo que se estaba convirtiendo en un guerrero…

Y un guerrero lucha por su pueblo.

—San Diego antes era blanco —dijo Mike— y ahora es lodo. Nos están desplazando. Pronto no habrá lugar para los blancos en nuestra calle, en nuestra playa, en nuestras propias olas.

Y Trev dijo:

—Alguien debería hacer algo al respecto.

Aquella noche, precisamente aquella noche, iban paseando en coche, de club en club, buscando follón. Si querías ser un guerrero, vamos, tenías que luchar y uno nunca luchaba lo suficiente en el gimnasio, a menos que fuera una de las estrellas, y eso no era así en el caso de Corey. Sin embargo, muchos de los tíos que practicaban artes marciales mixtas se buscaban peleas en la calle, en la playa… En realidad, cada vez que encontraban algún culo que calentar, se ponían a calentar culos.

De modo que salieron.

Corey, Trevor, Billy y Dean.

La pandilla de Rockpile.

Recorrieron un montón de bares, pero no consiguieron montar un pollo. Entonces aparecieron por The Sundowner. A aquellas alturas ya habían tomado muchas cervezas y algo de speed, de modo que llevaban un buen colocón y estaban a punto de caramelo, y fue entonces cuando vino aquel socorrista y los echó.

«Como si no tuviéramos derecho a quedarnos —dijo Corey—. Había todo tipo de basura allí dentro: chicanos, amarillos y hasta negratas. ¿Y no se podían quedar unos tíos blancos?»

Aquello era una chorrada.

De modo que estuvieron dando vueltas, colocados y eufóricos, bombeando adrenalina, y Trev se resistía a pasar, a no darle importancia, y seguía machacando:

—Tenemos que hacer algo. No podemos permitir que nos falten al respeto de esta manera.

—No está bien.

De modo que regresaron y esperaron fuera, al otro lado de la calle, en el callejón. Se fueron poniendo cada vez más nerviosos y empezaron a lanzarse puñetazos entre ellos, peleándose de verdad, hasta que Trev divisó al negrata que salía de The Sundowner.

Y Trev empezó:

—Vayamos a darle una lección, metámonos un poco con él, vamos a joderlo, a eliminar el lodo de nuestra calle.

Entonces se acercaron al tío —no sabían que era K2, porque tenía una especie de poncho con capucha y estaba oscuro— y a Corey se le había encendido la sangre, que le bullía en la cabeza… Lo veía todo rojo. Y entonces sintió los chillidos. Lo siguiente que recuerda es que estaba sentado en el asiento trasero del coche y estaban todos de un eufórico que te cagas y Trev le palmeaba la espalda y gritaba:

—Le has dado bien, tío. ¡Lo has dejado k. o.! ¿Habéis visto, troncos, a nuestro chavalín, Corey, el «supermán» que le pegó?

Entonces Billy y Dean empezaron a decir algo así como:

—Sí, Corey, te hemos visto. Hemos visto como le pegabas.

Y Corey estaba como…

Orgulloso.

Bueno, orgulloso de haber defendido su territorio, ¿no?, de haber combatido como un guerrero para defender su tribu.

Siguieron dando más vueltas, hasta que la pasma los encontró, los esposó y se los llevó a comisaría y entonces fue cuando Corey confesó.

—Le pegué un «puñetazo supermán».