Boone trata de decidir qué ponerse.
¿Qué se pone uno para salir con un ligue?
Bueno, no es que sea un ligue. No se puede llamar «ligue» a lo que uno lleva postergando más de tres meses y cuando siente algo auténtico —aunque sea confuso— por la otra persona.
«Pero —se pregunta Boone— ¿será realmente un ligue o solo la continuación de un beso? ¿O una conversación sobre la “relación” y adonde va a ir a parar?»
Pero ¿qué se pone uno para ir a conversar sobre una «relación»? Por lo general, una coraza, pero, desde que dejó de pertenecer a la policía, ya no dispone de un chaleco antibalas.
Claro que tampoco tiene mucho para elegir. Posee un traje de invierno para bodas y funerales y un traje de verano para bodas y funerales, una camisa de etiqueta blanca y una azul y un solo par de «pantalones» color caqui, que el Optimista le encargó del catálogo de Land’s End y que no ha sido descolgado jamás de la percha. Aparte de esto, componen su guardarropa cinco pares de vaqueros deteriorados en distintos grados, camisetas, jerséis de manga larga de O’Neill, Ripcurl, Hobie y Pacific Surf y una colección alucinante de trajes de baño para hacer surf. Dispone también de montones de chándales con capucha, pero, de todos modos, hace demasiado calor para eso. En cuanto al calzado, tiene los zapatos negros de vestir que acompañan a los trajes para bodas y funerales, tres pares de sandalias Reef y un par de zapatillas de tenis Skecher negras, porque la tienda Skecher queda a solo una manzana de su oficina.
Boone se decide por la camisa blanca de etiqueta y los vaqueros menos descoloridos y se queda paralizado cuando tiene que elegir entre las zapatillas de tenis, y los zapatos de vestir. Si se pone las zapatillas, Petra podría deducir que se lo está tomando muy a la ligera —eso la cabrearía y, además, no es así—, pero los zapatos de vestir podrían indicar que él espera encamarse con ella y no es que no quiera hacerlo, aunque no está del todo seguro, y tampoco quiere que ella piense que lo da por sentado, aunque, por otra parte, sí que quiere que ella piense que…
«Supongo que no me puedo poner unas sandalias», piensa Boone.
Está meditando sobre eso cuando suena su teléfono móvil.
Es Sunny.