Con respecto al Club del Amanecer de la mañana siguiente…
Hay amanecer…
… pero no se puede decir que haya un club.
Boone, David y el Doce Dedos están allí, pero Johnny y el Marea Alta están en paradero desconocido.
—Johnny debe de estar ocupado con algún caso —comenta David.
—Es probable —dice Boone.
—Sí, pero ¿dónde estará el Marea Alta? —pregunta el Doce Dedos.
—Anoche estaba en The Sundowner —dice Dave.
—¿Te dijo algo? —pregunta Boone.
—¿Sobre qué?
—Qué sé yo —dice Boone—. Algo.
«Estupendo —piensa—. Ahora les miento a los pocos amigos que me quedan.»
—Estaba callado —dice David—, parecía una estatua enorme de Buda sentada a la barra, dándole a la cerveza. Me fui temprano, porque tenía una cita con una enfermera de Francfort. El euro está en pleno apogeo, tío. La playa parece las Naciones Unidas.
—Es que el dólar está débil —dice Boone.
—Supongo.
David mira a Boone con curiosidad, como diciéndole: «¿Qué es lo que no me cuentas?».
Boone lo nota, pero no hace caso. No te puedo decir lo que no te puedo decir, hermano, pero no tardarás en averiguarlo, de todos modos.