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Unos cuantos alumnos dan vueltas por el Team Domination, practicando con un sparring, entrenándose un poco con el saco, levantando pesas…

Uno de ellos es Dan, el que ha sido «esquina» de Boone.

—Hola —dice Boone—, ¿está Mike por ahí?

—Ha volado.

—¿Tienes idea de adonde?

Dan lo mira con picardía, como si supiera dónde está Boyd, pero también que no debería decirlo. Hasta el resto de los pelmas del gimnasio aguzan las orejas, o sea que «¿Dónde está Mike?» parece una pregunta interesante.

—¿He dicho algo gracioso? —pregunta Boone.

Un tío que estaba levantando pesas rusas en un rincón las deja en el suelo y se acerca. Boone lo reconoce de aquella tarde. El tío dice:

—Mike dijo que tal vez volvieras.

—Y aquí estoy.

—Dijo que alguien como tú podría sernos útil.

—Pues sí, soy un tío muy útil.

Sé surfear, sé quemar pescado…

—Mike ha ido a Lakeside —dice el tío—, al Club 14.

«¿El Club 14?», piensa Boone.

Recuerda el número cinco que Mike llevaba tatuado en su grueso antebrazo. Aquel tío tiene una fijación con los números.

—Iré a ver si lo encuentro —dice Boone.

—Ve a ver —dice el tío de las pesas rusas, con una extraña sonrisa pelotillera.

«Parece que estamos de acuerdo», piensa Boone.

Iré a ver si lo encuentro.