Boone regresa a pie a The Sundowner y se sienta en el reservado.
No Sunny suspira y se vuelve hacia el cocinero.
—En marcha —dice el cocinero.
—¿Por qué yo? —pregunta Boone—. ¿Por qué no algún otro detective privado?
—Porque tú conoces el ambiente —responde Petra—. Cualquier otro detective tardaría quién sabe cuánto solo para aprender lo que tú ya sabes.
—¿Por qué ha aceptado Alan este caso? —pregunta Boone con brusquedad.
—El padre de Corey es un miembro antiguo de su misma fraternidad —dice Petra.
—De modo que supongo que puede pagar la factura de Alan…
Petra asiente con la cabeza.
—¿Médico? ¿Abogado? ¿Jefe indio?
—Promotor inmobiliario.
—Ya lo detesto.
Eso es cierto. En términos generales, Boone metería a todos los promotores inmobiliarios del sur de California en un autobús y lo despeñaría, si pudiese evitar la muerte del conductor. Si encontrase un promotor inmobiliario que supiese conducir un autobús, no lo dudaría.
No Sunny trae el plato de Boone y lo deposita sobre la mesa. Él come un gran bocado de la machaca recalentada y a continuación dice:
—No os ayudaré a pedir la absolución.
—No te pedimos eso —dice Petra—. Solo queremos una sentencia que refleje los hechos: que un adolescente borracho dio un puñetazo con consecuencias lamentablemente trágicas, en lugar de la mentalidad de la turba que presiona para que se lo acuse de algo tan exagerado como homicidio premeditado. No queremos ir a juicio, Boone, sino solo tratar de conseguir algo que nos permita hacer un trato que parezca justo.
Quieren reducirlo a homicidio con circunstancias atenuantes. Boone sabe que el estado de California tiene unas pautas obligatorias para dictar sentencia. En un caso de homicidio con circunstancias atenuantes, si el ministerio fiscal y la defensa se ponen de acuerdo, a Corey podrían condenarlo a entre 24 y 132 meses de cárcel. Lo más probable es que se llegue a una cifra intermedia…
—Dile a Alan que acepto el caso.
—En realidad, ya lo he hecho.
«Porque, a pesar de todas tus contradicciones —piensa ella—, en realidad eres una persona muy simple.»
Harás lo que te parezca correcto.
Se acerca a su plato, le corta un trocito de tortilla y dice con suavidad:
—Hay un problemilla…
En realidad, son seis problemillas.
Cinco testigos presenciales.
Y la confesión de Corey.