Tal vez con la sola excepción de «Fanny Hill», las MEMORIAS DE UNA PULGA sobresalen, con mucho, por encima de todos los clásicos eróticos como la obra más conocida entre las de su género. Sin embargo, hasta que se editó el primer volumen, eran muchas más las personas que habían oído hablar de la obra que aquellas otras que habían tenido oportunidad de leerla. Ahora medio millón de lectores, o tal vez más, han disfrutado los maliciosos y filosóficos comentarios de la pulga que jamás nos explicó como aprendió a escribir, ni por qué. Mas nos complace que lo haya hecho… y le agradecemos que, tras de prometer que no iba a continuar sus memorias, haya tomado la pluma… bueno, o aquello con lo que una pulga escribe… para relatamos su estadía en Francia.
Esta segunda parte de sus memorias es menos conocida que la primera, ya que nunca figuró en catálogo o escrito alguno relacionado con los clásicos eróticos conocidos de los recopiladores. En realidad, hasta donde me ha sido posible establecerlo, no se conocen de ellas más que uno o tal vez dos ejemplares, ambos en manos de un mismo coleccionista privado. Pero en ellos está presente todo el encanto del primer volumen, su misma agudeza, igual pervertido humor, exactamente las mismas lascivas observaciones. La pulga participa activamente en algunas de las aventuras que presencia, compadecido su corazoncito de la inmaculada virginidad que anhela por encima de todo el gran miembro de su amante. Ansias que se ven recompensadas con abundantes encuentros… aunque no de su esposo o galán (cuando menos la primera vez) y la pulga maneja las cosas con sutileza suficiente para, finalmente, reservar a cada uno la justicia que merece.
Empero, es innecesario hablarles a ustedes de las virtudes de este SEGUNDO TOMO de las MEMORIAS DE UNA PULGA, puesto que van a descubrirlas por sí mismos. La lectura resultará placentera, y nos proporcionará el orgullo de lanzar al mundo las «NUEVAS MEMORIAS DE UNA PULGA», que vendrán a sumarse a sus hermanas mayores. Ojalá que un ejemplar de este volumen vaya a hacerle compañía al primer tomo.
Dale Koby,
Bachiller y Maestro en Artes
Atlanta, Georgia
Abril. 1968