Una modesta proposición, publicada en Dublín en 1729, es la sátira más cruel que se conozca y tal vez la mejor introducción a la obra de Swift. Con simulada inocencia y entonación burlonamente didáctica, Swift transforma el hambre, la miseria y la enfermedad de los hombres en un problema de ganadería, sometiendo a la sociedad a una humillación sin escapatoria. «El horror de la proposición —afirma D. W. Jefferson— puede ser formulado con impunidad en todos sus horribles detalles, porque es proporcionado al horror existente y permitido por el grupo social que representan, llanamente hablando, los lectores de Swift». Efectivamente, en la Inglaterra del siglo XVIII sólo un niño de cada cuatro sobrevivía hasta alcanzar la adultez. La indignación de Swift no bastó para mejorar la situación de ellos ni de sus padres, pero sí para erigir esta joya que inaugura una técnica reiterada por el humor negro: la de potenciar el horror presentándolo como si no lo fuera, con benevolente naturalidad.