CAPÍTULO NUEVE

JUEGOS SEXUALES

Hay algunos juegos para explotar o luchar contra los impulsos sexuales. Son todos ellos, efectivamente, perversiones de los instintos sexuales, en que la satisfacción se desplaza del acto sexual hacia las transacciones cruzadas que constituyen el ajuste de cuentas del juego. Esto no siempre puede demostrarse en forma convincente, porque esos juegos, generalmente, se realizan en la intimidad, así que la información clínica acerca de ellos se obtiene de segunda mano y la parcialidad del informador no siempre puede evaluarse satisfactoriamente. El concepto psiquiátrico de homosexualidad, por ejemplo, queda soslayado, porque los «jugadores» más agresivos y los de más éxito, casi nunca buscan el tratamiento psiquiátrico, así que el material disponible, en su mayoría, proviene de las parejas pasivas.

Los juegos incluidos aquí son: «Que peleen los dos», «Perversión», «Rapo», «El juego de la media», y «Alboroto». En la mayoría de los casos el agente es una mujer. Esto se debe a que las formas más inflexibles de los juegos sexuales, en los que el hombre es el agente, bordean o constituyen criminalidad y pertenecen más apropiadamente al hampa; por otra parte, los juegos sexuales y los maritales se entrelazan. Los descritos aquí son tan accesibles para los casados como para los que no lo están.

1. Peleen los dos

Tesis

Puede ser una maniobra, un ritual o un juego. En cada caso la psicología es esencialmente femenina. Debido a sus cualidades dramáticas, «Peleen los dos» es la base de gran parte de la literatura mundial, tanto la buena como la mala.

  1. Como maniobra, es romántico. La mujer incita a dos hombres a pelear por ella, con la inferencia o la promesa de que se entregará al vencedor. Después de que la competencia se decide, cumple su promesa. Ésa es una transacción honrada, y se supone que ella y su compañero vivirán felices para siempre.
  2. Como ritual, tiende a ser trágico. La costumbre demanda que los dos hombres peleen por ella, aun cuando ella no quiera, y aunque ya haya escogido a uno. Si el que no quiere gana, ella debe, de todas maneras, tomarlo. En este caso es la sociedad y no la mujer, la que implanta el «Que peleen los dos». Si ella está dispuesta, la transacción es honrada. Si no lo está o esta decepcionada, el resultado puede brindarle un amplio campo para juegos tales como «Tomémosle el pelo a Joey».
  3. Como juego, es cómico. La mujer incita la competencia y mientras los dos hombres pelean, ella abandona el campo con un tercero. Las ventajas psicológicas interna y externa para ella y su compañero, se derivan de la posición de que la competencia honrada es para los tontos. La historia cómica que han vivido, forma la base para las ventajas sociales internas y externas.

2. Perversión

Tesis

Las perversiones heterosexuales tales como el fetichismo, el sadismo y el masoquismo, son sintomáticas de un Niño confundido, y así deben tratarse. Sus aspectos transaccionales, sin embargo, tal como se manifiestan en situaciones sexuales verdaderas, pueden ser tratadas por medio del análisis de juegos. Esto puede llevar al control social de manera que, aunque los impulsos sexuales desviados no cambien, son neutralizados por la indulgencia.

Individuos que sufren de leves distorsiones sadistas o masoquistas tienden a adoptar una posición primitiva de «Salud mental». Piensan que son muy sexuales y que la abstinencia prolongada puede traerles graves consecuencias. Ninguna de estas conclusiones es necesariamente cierta, pero forman la base del juego «Pierna de palo», con la súplica: «¿Qué se puede esperar de alguien tan sexual como yo?».

Antítesis

Tener cortesía normal a uno mismo y a la pareja; esto es, abstenerse de flagelación verbal o física y limitarse a las formas más convencionales del coito. Si White es un verdadero pervertido, pondrá al descubierto el segundo elemento del juego que, con frecuencia, se expresa claramente en sus sueños: que el coito en sí mismo tiene poco interés para él, y que su verdadera satisfacción se deriva de la humillación. Esto es algo que tal vez no ha querido admitir, mas ahora estará claro para él que su verdadera queja es: «¡Después de tanto trabajo, tengo que aguantar todavía el intercambio sexual!». En este punto la posición es más favorable para la psicoterapia específica, ya que se han nulificado gran parte de las súplicas y de las evasiones. Esto se aplica a los «sicópatas sexuales» comunes, tal como se ven en la práctica, pero no a las malignas perversiones esquizofrénicas o criminales, ni tampoco a aquellos que limitan sus actividades sexuales a la fantasía.

El juego de «Homosexualidad» ha sido elaborado hasta subcultura en muchos países, así como ha sido ritualizado en otros. Mucha de la incapacidad que resulta de la homosexualidad, viene de hacer de ella un juego. El comportamiento provocativo que hace surgir «Policías y ladrones», «Por qué siempre tiene qué sucedernos a nosotros», «Es la sociedad en que vivimos», «Todos los grandes hombres lo eran», y otros, se sujetan a veces al control social, lo que reduce los obstáculos al mínimo. El «homosexual profesional» pierde gran cantidad de tiempo y energía que podría aplicarse a otros fines. El análisis de sus juegos podría ayudarlo a establecer una vida familiar tranquila, lo cual lo pondría en libertad de disfrutar de los beneficios que ofrece la sociedad burguesa, en vez de dedicarse a jugar su propia variación de «¿No es terrible?».

3. Rapo

Tesis

Este es un juego entre un hombre y una mujer, que podría llamarse más correctamente, cuando menos en sus formas más suaves, «Beso de despedida» o «Indignación». Puede jugarse con varios grados de intensidad.

  1. «Rapo» de primer grado, o «Beso de despedida», es popular en las reuniones sociales y consiste esencialmente en el flirteo moderado. White da muestras de que está disponible y obtiene placer con la persecución del hombre. En cuanto él se declara, el juego queda terminado. Si ella es correcta, puede decir francamente: «Aprecio sus atenciones; muchas gracias», y seguirá en busca de otra conquista. Si es menos generosa, simplemente lo dejará. Una jugadora hábil puede hacer que el juego dure largo tiempo, en una reunión social grande, moviéndose de un lugar a otro, para que el hombre se vea obligado a hacer complicadas maniobras para seguirla, sin ser demasiado obvio.
  2. En «Rapo» de segundo grado, o «Indignación», White sólo consigue satisfacción secundaria con los avances de Black. Su satisfacción primordial viene de rechazarlo, así que este juego es conocido familiarmente como «¡Largo, amigo!». Ella lleva a Black a comprometerse más seriamente que con el moderado flirteo de «Rapo» de primer grado, y disfruta mirando su desconcierto al ser rechazado. Black, desde luego, no es tan inofensivo como parece, y puede haberse tomado bastante trabajo para conseguir involucrarse. Generalmente él está jugando alguna variación de «Patéame».
  3. «Rapo» de tercer grado es un juego depravado que termina en asesinato, suicidio, o en el Juzgado. Aquí White lleva a Black a comprometerse hasta el contacto físico y entonces clama que él ha cometido un asalto criminal o que le ha hecho un daño irreparable. En la forma más cínica del juego, White hasta puede permitir que él complete el acto sexual, para disfrutarlo ella antes de acusarlo. La acusación puede ser inmediata, como en un auténtico caso de violación, o puede retardarse largo tiempo, como en casos de suicidio o de homicidio tras una prolongada intriga amorosa. Si ella prefiere jugarlo como asalto criminal, puede no encontrar dificultades en conseguir aliados mercenarios o morbosos, tales como la prensa, la policía, abogados y parientes. A veces, sin embargo, estos extraños cínicamente pueden volverse contra ella haciéndola perder la iniciativa y volviéndola un instrumento en sus juegos. En algunos casos los extraños desempeñan una función diferente. Imponen el juego sobre una White renuente porque quieren jugar «Que peleen los dos». La ponen en tal posición que, para poder salvar su dignidad o su reputación, ella tiene que gritar, ¡violación! Esto puede suceder más fácilmente con muchachas menores de edad; ellas pueden estar muy dispuestas a continuar un concubinato, pero, por haber sido descubierto o por haberse convertido en punto de disputa, se sienten obligadas a convertir el romance en un juego de «Rapo» de tercer grado.

En una situación bien conocida, el prudente José rehusó verse involucrado en un juego de «Rapo», por lo que la esposa de Potifar hizo el cambio clásico al juego de «Que peleen los dos»; excelente ejemplo de la forma como reacciona un jugador inflexible, a la antítesis, y de los peligros a que se exponen las personas que rehúsan ciertos juegos. Estos dos juegos están combinados en el conocido «Juego de provocación», en el cual la mujer seduce a Black, grita que la ha violado, y al punto aparece el marido, se hace cargo y se enfrenta a Black para extorsionarlo.

Una de las formas más infortunadas y agudas de «Rapo» de tercer grado ocurre con relativa frecuencia entre homosexuales que no se conocen, quienes, en cuestión de una hora o poco más, pueden llevar el juego hasta el homicidio. Las variaciones cínicas y criminales de este juego contribuyen en gran parte a las páginas sensacionales de los periódicos.

El prototipo infantil de «Rapo» es el mismo que el de «Mujer frígida», en el cual la niña induce al niño a humillarse o a ensuciarse y entonces se burla de él, como lo describe clásicamente Maugham en su novela Of Human Bondage y, como ya hemos dicho, Dickens en Great Expectations. Este es «Rapo» en segundo grado. Una forma más inflexible, acercándose ya al tercer grado, puede jugarse en los barrios bajos.

Antítesis

La habilidad del hombre para evitar verse envuelto en este juego o mantenerlo bajo control, depende de su capacidad para distinguir las genuinas expresiones de sentimiento, de los movimientos del juego. Si está capacitado para ejercer un control social, puede obtener gran cantidad de placer de los suaves flirteos de «Beso de despedida». Por otra parte, es difícil concebir una antítesis que no lo ponga en peligro por la maniobra de la esposa de Potifar, como no sea retirarse antes de terminar la función. En 1938 el escritor conoció un José entrado en años, en Aleppo, quien había salido huyendo de Constantinopla treinta y dos años antes, después de que una de las mujeres del Sultán lo había arrinconado durante una visita de negocios al harem de Yildiz. Se vio obligado a abandonar su tienda, pero tuvo tiempo de recoger su provisión de francos de oro, y no había regresado nunca.

Relativos

Las versiones masculinas de «Rapo» se encuentran, notoriamente, en situaciones comerciales: «Diván para distribución de papeles» (entonces ella no consiguió el papel) y «Acércate» (entonces la despidieron).

Análisis

El siguiente análisis se refiere a «Rapo» de tercer grado, porque en él los elementos del juego se ilustran más dramáticamente.

4. Juego de la media

Tesis

Este es un juego de la familia de «Rapo»; en él la característica más obvia es el exhibicionismo, que es de naturaleza histérica. Una mujer llega a un grupo de desconocidos y al poco tiempo levanta la pierna, mostrándose en forma provocativa, y dice: «Oh, tengo una carrera en la media». Esto está calculado para excitar la sensualidad de los hombres y para poner furiosas a las demás mujeres. Cualquier careo con White es recibido, desde luego, con protestas de inocencia o contraacusaciones, de ahí su parecido con «Rapo». Lo que es significativo es la falta de adaptación de White. Ella casi nunca espera a averiguar con qué clase de personas está tratando, ni escoger el momento apropiado para su maniobra. De ahí que resulte inapropiada y que afecte sus relaciones con sus conocidos. A pesar de su «sofisticación» superficial, ella no puede entender lo que le sucede en la vida porque su juicio de la naturaleza humana es demasiado cínico. El propósito es demostrar que la demás gente tiene mente lasciva; su Adulto es engañado por su Niño y por su Padre (generalmente una Madre lasciva) para que ignore su propia actitud provocativa y el buen sentido de muchas de las personas que conoce. Así, el juego tiende a ser de propia destrucción.

Es probablemente una variante de un juego cuyo contenido depende de la perturbación latente. Una variante «oral» puede ser exhibida por mujeres de patología más profunda y de senos bien desarrollados. Esa clase de mujeres generalmente se sientan con las manos detrás de la cabeza, para hacer resaltar sus senos; pueden atraer atención adicional comentando acerca de su tamaño o de algo patológico, como una operación o una protuberancia. Algunos tipos de mujeres de esta clase, que se retuercen provocativamente, constituyen probablemente una variante anal. La significación del juego es que la mujer está disponible sexualmente. Así, también puede jugarse en forma más simbólica por mujeres que «exhiben» su viudez con falta de sinceridad.

Antítesis

Además de su defectuosa adaptación, estas mujeres muestran poca tolerancia a la antítesis. Si el juego es ignorado o combatido en un sofisticado grupo de terapia, por ejemplo, pueden retirarse para no volver. La antítesis de este juego debe distinguirse cuidadosamente de la represalia, ya que esta última significa que White ha ganado. Las mujeres son más hábiles en los contramovimientos en el «Juego de la media», que los hombres, quienes ciertamente tienen poco incentivo para interrumpir este juego. La antítesis, por tanto, es mejor dejarla a la discreción de las mujeres presentes.

5. Alboroto

Tesis

El juego clásico es jugado entre padres dominantes e hijas adolescentes, donde hay una madre inhibida sexualmente. El padre llega del trabajo a la casa, y encuentra falta en la hija, quien contesta con descaro; o la hija puede hacer el primer movimiento mostrándose descarada, por lo que el padre le encuentra falta. Las voces se levantan y el choque resulta más agudo. El resultado depende de quién tenga la iniciativa. Hay tres alternativas: a) el padre se retira a su habitación y aporrea la puerta, b) la hija se retira a su alcoba y aporrea la puerta, c) ambos se retiran a sus respectivas habitaciones y aporrean las puertas. En cualquier caso, el final de un juego de «Alboroto» está marcado por un aporreón de puerta. «Alboroto» ofrece una solución penosa, pero efectiva, a los problemas sexuales que surgen entre padres e hijas adolescentes, en ciertos hogares. Con frecuencia sólo pueden vivir en la misma casa si están furiosos el uno contra el otro, y los aporreones de puerta enfatizan, para cada uno de ellos, el hecho de que tienen habitaciones separadas.

En familias degeneradas este juego puede jugarse en forma siniestra y repulsiva, en la cual el padre espera despierto a la hija, cada vez que sale con algún muchacho, y examina cuidadosamente tanto a ella como a su ropa, para asegurarse de que no ha tenido intercambio sexual. La más mínima circunstancia sospechosa puede dar paso al altercado más violento, que puede terminar con que la hija sea expulsada de la casa a media noche. A la larga, la naturaleza tomará su curso —si no esa noche, la siguiente, o en la de después—. Entonces las sospechas del padre están «justificadas», como le aclara a la madre, quien ha estado presenciando todo «desvalidamente».

Sin embargo, en general, «Alboroto» puede ser jugado por dos personas cualesquiera que tratan de evitar la intimidad sexual. Por ejemplo, es una fase terminal, común, de «Mujer frígida». Es relativamente raro entre muchachos adolescentes y sus parientas, porque para los muchachos adolescentes es más fácil escapar de sus casas en la noche, que para otros miembros de la familia. En una edad más temprana, hermanos y hermanas pueden levantar barreras efectivas y satisfacciones parciales, con combates físicos, patrón que tiene varias motivaciones a diferentes edades y que, en Estados Unidos, es una forma semirritual de «Alboroto», sancionada por la televisión y por autoridades pediátricas y pedagógicas. En la clase privilegiada de Inglaterra está (o estaba) considerado de mala educación, y las energías correspondientes son canalizadas al bien regulado «Alboroto» de los campos de deporte.

Antítesis

El juego no es tan desagradable para el padre como a él le gustaría creer; y es generalmente la hija la que hace un movimiento antitético por medio de un matrimonio a temprana edad, que es a veces prematuro o forzado. Si es psicológicamente posible, la madre puede hacer el movimiento antitético renunciando a su absoluta o relativa frigidez. El juego puede amenguar si el padre encuentra algún interés sexual en otra parte, pero eso puede llevar a otras complicaciones. En el caso de matrimonios, las antítesis son las mismas que para «Mujer frígida» u «Hombre frígido».

Bajo circunstancias apropiadas, «Alboroto» conduce, naturalmente, a «Tribunales».