JUEGOS BUENOS
El psiquiatra, quien está en la mejor y tal vez la única posición de estudiar los juegos adecuadamente, trata casi enteramente, por desgracia, con personas cuyos juegos las han llevado a tener dificultades. Esto significa que los juegos a disposición de la investigación clínica son todos, en cierto sentido, juegos «malos». Y ya que por definición los juegos se basan en transacciones ulteriores, deben tener en su totalidad algún elemento de explotación. Por estas razones, prácticas por un lado y teóricas por el otro, la búsqueda de juegos «buenos» resulta una empresa difícil. Un juego «bueno» puede describirse como aquél cuya contribución social pese más que la complejidad de sus motivaciones, particularmente si el jugador se ha acondicionado a esas motivaciones sin futilidades ni cinismo. Esto es, un juego «bueno» sería el que contribuyera tanto al bienestar de los otros jugadores como al desarrollo del jugador principal. Ya que en las mejores formas de organización y acción social se tiene que invertir gran proporción de tiempo en juegos, debemos proseguir asiduamente con la búsqueda de los «buenos». Tenemos aquí varios ejemplos, pero queda admitido que son deficientes tanto en número como en calidad. Incluyen «El descanso del cartero», «Caballero», «Encantado de ayudar», «El sabio hogareño» y «Se alegrarán de haberme conocido».
«El descanso del cartero» se convierte en un juego, en cambio, si el trabajo es secundario a algún motivo oculto y se lleva a cabo sólo como un espectáculo con el fin de lograr algo más. Incluso en esas circunstancias, sin embargo, aún mantiene su calidad constructiva y es una de las antesalas más encomiables para otras actividades (que también pueden ser constructivas).
Tesis
Estrictamente hablando, éste es más bien un pasatiempo que un juego, y evidentemente es constructivo para todos los comprometidos. Un repartidor de correo, americano, que va a Tokio a ayudar a un cartero japonés en su tarea, o un especialista en oídos-nariz-y-garganta, americano, que pasa sus vacaciones trabajando en un hospital haitiano, seguramente se sentirá tan renovado y tendrá tan buenas historias que contar como si se hubiera ido al África a cazar leones, o se hubiera pasado el tiempo viajando por las carreteras transcontinentales. El Cuerpo de la Paz ha sancionado oficialmente «El descanso del cartero».
Tesis
Este es un juego que practican los hombres que no están bajo presión sexual; ocasionalmente, hombres jóvenes que tienen un matrimonio o una vinculación insatisfactorios; y, con más frecuencia, hombres mayores que se han resignado gentilmente a la monogamia o al celibato. Al encontrar al sujeto femenino adecuado, White aprovecha todas las oportunidades para alabarla y comentar sus buenas cualidades, sin transgredir jamás los límites apropiados de su posición, de la situación social y del buen gusto. Pero dentro de esos límites, da rienda suelta a su imaginación, su entusiasmo y su originalidad. El objeto no es seducirla, sino exhibir su maestría en el arte de lisonjear. La ventaja social interna reside en el placer que le proporciona a la mujer con su inocente habilidad artística, y en el que le proporciona ella apreciando su destreza. En casos apropiados en que ambos se dan cuenta de la naturaleza del juego, éste puede alargarse para el creciente deleite de los dos, hasta llegar a la extravagancia. Un hombre de mundo, naturalmente, sabrá cuándo debe detenerse, y no continuará más allá del punto donde ha dejado de divertir (por consideración a ella) o cuando la calidad de sus lisonjas empieza a perder originalidad (por consideración a su propio orgullo creativo). «Caballero» es jugado, por sus ventajas sociales externas, por los poetas, quienes están tanto o más interesados en ser apreciados por críticos calificados, y por el público en general, como lo están en la apreciación de la dama que inspiró los poemas.
Los europeos en el romance, y los ingleses en la poesía, parecen haber sido siempre más adeptos a este juego que los americanos. En nuestro país ha caído ampliamente en manos de la escuela poética de «frutería», con los siguientes ejemplos: tus ojos son como aguacates, tus labios como pepinos, etc. «Caballero» del tipo frutería, difícilmente puede compararse en elegancia con las composiciones de Herrick y Lovelace; ni siquiera con las cínicas pero imaginativas obras de Kachester, Roscommon y Dorset.
Antítesis
Se necesita que la mujer sea un poco estudiada para interpretar bien su papel, y necesita ser bastante hosca o estúpida para negarse a jugarlo. El complemento apropiado es una variante de «Oh, es usted maravilloso, señor Murgatroyd» que es: «Admiro sus Obras, señor M.». Si la mujer es poco perceptiva, puede responder con un simple: «Oh, es usted maravilloso, señor Murgatroyd», pero así se pierde el punto. Lo que White ofrece para ser apreciado no es su persona, sino su poesía. La antítesis brutal de una mujer hosca es que juegue «Rapo» de segundo grado («¡Largo, amigo!»).
Si jugara «Rapo» de tercer grado, lo que es concebible, sería, desde luego, una manera bastante vil de responder a las circunstancias. Si la mujer es únicamente estúpida, jugará «Rapo» de primer grado, recibiendo las lisonjas para alimentar su vanidad y descuidando apreciar la habilidad y los esfuerzos creativos de White. En general, el juego se echa a perder si la mujer lo trata como un intento de seducción y no como una exhibición literaria.
Relativos
«Caballero» como juego, debe distinguirse de las operaciones y procedimientos que se llevan a cabo durante un verdadero enamoramiento, que son simples transacciones sin motivo ulterior. La equivalencia femenina de «Caballero» puede llamarse convenientemente «Zalamera», que es jugado con frecuencia por guapas damas en el ocaso de su juventud.
Análisis parcial
Tesis
White está constantemente ayudando a otras personas, con motivos ulteriores. Tal vez esté haciendo penitencia por pasadas perversidades, encubriendo perversidades actuales, haciendo amigos para poder explotarlos más tarde, o buscando prestigio. Pero quien sospeche de sus motivos, debe también darle crédito por sus actos. Después de todo, la gente puede encubrir sus pasadas maldades haciéndose más perversos, explotando a otros valiéndose del miedo y no de la generosidad, y buscar prestigio con perversidades y no con bondades. Algunos filántropos se interesan más en la competencia que en la benevolencia, como por ejemplo: «Yo di más dinero (obras de arte, acres de tierra) que tú». En este caso también, si sus motivos son sospechosos, debe dárseles crédito, sin embargo, por competir en una forma constructiva, ya que hay muchas personas que lo hacen en forma destructiva. La mayoría de la gente (o de las naciones) que juegan «Encantado de ayudar», tienen tanto amigos como enemigos, ambos justificados tal vez en sus sentimientos. Sus enemigos atacan sus motivos y le restan importancia a sus acciones, mientras que sus amigos agradecen sus acciones y le restan importancia a sus motivos. De ahí que, las llamadas discusiones «objetivas» de este juego, sean casi imposibles. La gente que clama ser neutral, pronto revela de qué lado es «neutral».
Este juego, como una maniobra de explotación, es la base de una gran proporción de las «relaciones públicas» en el Continente Americano. Si bien los clientes están encantados de verse involucrados, éste es, quizá el más placentero y constructivo de los juegos comerciales. Desde otro punto de vista, una de sus formas más reprensibles es un juego familiar de tres, en el cual la madre y el padre compiten por el efecto de sus hijos. Pero aún en él, debe notarse, la selección de «Encantado de ayudar» le quita algún descrédito, ya que hay muchas maneras desagradables de competir, por ejemplo: «Mamá está más enferma que papá», o «¿Por qué lo quieres más a él que a mi?».
Tesis
Es más un argumento que un juego, aunque tiene aspectos de éste. Un hombre bien educado y experimentado aprende lo más que puede acerca de toda clase de cosas, además de su propio negocio. Cuando llega a la edad de retirarse se cambia de la gran ciudad, donde tenía un puesto de responsabilidad, a un pueblo. Ahí pronto se sabe que la gente puede ir a él con cualquier clase de problemas —desde un golpe en el motor hasta un pariente senil— y que él los ayudará personalmente, si es competente, o si no, los enviará con expertos. Así, él pronto encuentra su lugar en su nuevo ambiente, como un «Sabio hogareño», sin pretensiones, siempre dispuesto a ayudar. En su mejor forma se juega por personas que se han tomado el trabajo de ver a un psiquiatra para examinar sus motivos, y para saber qué errores evitar antes de instalarse en este papel.
Tesis
Éste es una variante más digna de «Yo les demostraré». Hay dos formas de «Yo les demostraré»: en la forma destructiva White «les demuestra» ocasionándoles algún daño. Así puede él maniobrar para colocarse en una posición superior, no por el prestigio o por las recompensas materiales, sino porque esto le da poder para mostrar su odio en la forma constructiva. White trabaja duro y hace toda clase de esfuerzos por ganar prestigio, no por la obra en sí ni por la legítima satisfacción del logro (aunque pueden representar un papel secundario), tampoco por infligir daño directo a sus enemigos, sino para despertar su envidia y para que se arrepientan por no haberlo tratado mejor.
En «Se alegrarán de haberme conocido», White trabaja, no en contra, sino a favor de los intereses de sus antiguos asociados. Quiere demostrarles que tuvieron razón al tratarlo con amistad y respeto y también para que se sientan satisfechos de haberlo juzgado correctamente. Para que él tenga una ganancia segura en este juego, tanto los medios de que se valga como los fines que persiga deben ser honorables, y es ahí donde reside su superioridad sobre «Yo les demostraré». Tanto «Yo les demostraré» como «Se alegrarán», pueden ser únicamente ganancias secundarias de éxito, y no juegos. Se vuelven juegos cuando White se interesa más en el efecto causado a sus enemigos o amigos, que en el éxito en sí.