Gracias a todos los grandes historiadores clásicos y modernos por sus magníficos tratados y monografías sobre la antigua Roma sin cuya información esta obra nunca habría sido posible. Gracias a todo el equipo de Ediciones B, por la ilusión que han puesto en esta novela y su continuación; gracias en especial a Faustino Linares, Lucía Luengo, Verónica Fajardo, Carmen Romero y al magnífico equipo de diseño gráfico. También quiero agradecer a los comerciales de la editorial su esfuerzo en la distribución de Africanus para que el libro llegue cada vez a más sitios. Y muy en particular tengo que agradecer a todos aquellos lectores que bien mediante mensajes en mi página web, bien con mensajes en diferentes foros de Internet, me han animado a seguir escribiendo. Sus comentarios, en su mayoría elogiosos, en ocasiones críticos, pero siempre revestidos de un gran respeto, son el mayor estímulo que un escritor puede encontrar especialmente en aquellos momentos de desfallecimiento que, inexorablemente, aparecen durante la creación de una obra de esta envergadura.
Gracias a mis padres por quererme tanto y por aficionarme a la lectura y a mi familia por estar siempre conmigo. Y gracias a mis amigos por entenderme y apoyarme: A Salva por leerse y corregir con minuciosidad una primera versión de esta novela y animarme a que luchara porque esta obra se publicase, a José Javier, por no tomarme por loco mientras escribía (él sabe lo valioso de su opinión a este respecto pues es psiquiatra), y a Emilio y Pepe por resistir con paciencia (y alguna cerveza) mis interminables historias sobre la segunda guerra púnica con un apreciable interés.
E infinitas gracias a mi mujer por creer en mí primero como compañero y luego como escritor, creyendo en esta novela desde un principio, leyéndose, capítulo a capítulo, cada pedazo de la misma, sin desfallecer y con paciencia. Y un agradecimiento muy especial a nuestra pequeña hija Elsa, por comer bien, dormir mucho y llorar muy muy poco durante los meses finales de edición y corrección de las pruebas de esta obra de entretenimiento titulada Africanus, el hijo del cónsul.