Gracias a los antepasados, a mis padres, a mis hermanas, a mi hermano y a mis maravillosos hijos, Sisana y Elijah. Gracias también a mi marido, Mark —editor, asesor del desarrollo del argumento e implacable destructor de adjetivos—, que tuvo la valentía de señalarme lo que no funcionaba bien. Mis agentes, Catherine Drayton de Inkwell Management y Sophie Hamley de Cameron Creswell Agency, son serenas consejeras en tiempos de dudas. Agradezco a Terence King, investigador e historiador militar, su experto trabajo sobre los datos y las cifras. Gracias a Simon Lapping, agregado cultural afrikáner. A mi tía Lizzie Thomas por ayudarme con el zulú. A Eric y Rose Campbell por su casa de campo y a Michael O Klug por su invitación al Festival de Escritores de Brisbane. Un guiño a Meg Simmons por haberme preguntado: «¿Qué tal le va a Emmanuel?» y a Burcark Muraben por perseguirme pidiéndome «más cosas sobre Shabalala». Mi más honda gratitud a Judith Curr de Atria Books. Y a Emily Bestler del fabuloso nuevo sello editorial, Emily Bestler Books, que siempre me ayuda a encontrar la mejor versión de mi historia.
Gracias a todos.