ODA AL CALDILLO DE CONGRIO

La bouillabaisse chilena se llama caldillo de congrio y, con menos pretensiones y exigencias, es igualmente afrodisíaca y deliciosa. Como dijo mi madre, no valía la pena ir a Marsella. Para el caldillo no se requieren cinco clases de pescados, sólo un buen trozo de congrio, esa enorme anguila de los mares fríos, y la mano diestra de una humilde cocinera o los versos sensuales de un amante de la buena vida. Ésta es la receta del poeta chileno Pablo Neruda:

En el mar

tormentoso de Chile

vive el rosado congrio,

gigante anguila

de nevada carne.

Y en las ollas

chilenas,

en la costa,

nació el caldillo

grávido a suculento,

provechoso.

Lleven a la cocina

el congrio desollado,

su manchada piel cede

como un guante y al descubierto queda

entonces

el racimo del mar el congrio tierno

reluce

ya desnudo,

preparado

para nuestro apetito.

Ahora

recoges

ajos,

acaricia primero ese marfil precioso,

huele su fragancia iracunda,

entonces

deja el ajo picado caer con la cebolla

y el tomate

hasta que la cebolla

tenga color de oro.

Mientras tanto

se cuecen con el vapor

los regios camarones marinos

a cuando ya llegaron

a su punto, cuando cuajó el sabor

en una salsa formada por el jugo

del océano

y por el agua clara

que desprendió la luz de la cebolla,

entonces

que entre el congrio

y se sumerja en la gloria,

que en la olla

se aceite, se contraiga y se impregne.

Ya sólo es necesario dejar en el manjar

caer la crema como una rosa espesa,

y al fuego lentamente entregar el tesoro

hasta que en el caldillo se calienten

las esencias de Chile,

y a la mesa lleguen recién casados

los sabores

del mar y de la tierra

para que en ese plato

tú conozcas el cielo.

se aceite, se contraiga y se impregne.

Ya sólo es necesario dejar en el manjar

caer la crema como una rosa espesa,

y al fuego lentamente entregar el tesoro

hasta que en el caldillo se calienten

las esencias de Chile,

y a la mesa lleguen recién casados

los sabores

del mar y de la tierra

para que en ese plato

tú conozcas el cielo.