Una reposición es necesaria.
«Ciertas novelas de horror y de intriga llevan la indicación, muchas veces apócrifa, de que no deben leerse de noche. Tres tristes tigres, o TTT si lo prefieren, tendría que cruzar una banda sobre la cubierta que diga: Debe leerse de noche, porque el libro es una celebración de la noche tropical. En una nota biográfica el autor declaró que aunque podía reclamar legalmente la propiedad de su tierra natal (él asegura tener una abuela india y tiene fotografías para probarlo) decidió regalarla a la erosión histórica y emigrar. Fue al final del éxodo, donde vive, que descubrió varios de sus amores, de sus obsesiones y de sus temas: La Habana, el idioma inglés, la literatura, la jerga de la ciudad, las habaneras, el cine de día, el bolero total, los autos viajando por el Malecón, y también la nostalgia y la noche. Esta noche insular y urbana, habanera en una palabra, es la protagonista de ese libro que leerán o que han leído. Todas las noches narradas quieren fundirse o se funden en la sola, larga noche de TTT, que al final comienza a amanecer, lenta y reveladora. Y aunque Tres tristes tigres (el título viene de un trabalenguas infantil cubano) semeja una colección de camafeos (no de retratos a lo Dorian Gray), sus personajes no son estas mujeres y estos hombres, ni siquiera las «desventuras de unos pocos» en los que vio una «historia, el mito». Sus héroes (o mejor heroínas) son la nostalgia, que llamó la puta del recuerdo, la literatura, la ciudad, la música y la noche y, a veces, esa forma actual del arte que parece reunirlas, para el autor, en una sola representación: el cine. El único villano es la traición. Pero no el delito humano, comprendido y perdonado, sino el crimen de lesa literatura que es la traducción. El libro termina en realidad con una inscripción doblemente dantesca: la palabra tradittori escrita en el sueño como una etiqueta moral.
Este libro, después de una carrera en que se vio traducido a varias lenguas, ha cumplido 32 años de publicación continua en español. Lo que puede parecer increíble. Pero lo ciertamente fabuloso es que su autor cumpla 70 años, muchos de ellos dedicados al ejercicio literario. Esto es lo que quería decir y creo que lo dije.
GCI