EL INDISIME BEBE LA MOSKUBA QUE LO CONSAGRA BOLCHEVIKUA

Lydia Cabrera

Ya había olvidado la rotunda negativa de Baró, el babalosha de la vieja Cacha (Caridad), su madre santiaguera, cuando ella le pidió prestada su nganga, para hacerle un «trabajo» a la «guámpara», el día que llegó el jefe de potencia u orisha trayendo nada menos que el sacromágico y terrible caldero (olla walabo) escondido dentro de un saco negro —mmunwbo fu ti. El espíritu (wije) que en éste moraba le había manifestado que estaba bien (tshévere) porque la «moana mundele» (mujer blanca, Cachita Mercader, en este caso) le había pedido por favor que protegiera a su hijo y a la misión (n’oisim’a) que tenía por delante. El viejo se apresuraba a cumplir aquella petición (o f’aboru) porque su nganga estaba también de acuerdo (sisibuto). El brujo, tranquilo, le autorizaba a la santificación —«con licencia de la prenda»— si tal era su deseo. Burufutu nmobutu!

Era una nganga con todas las de la ley y como el blanco era entusiasta de la fotografía (fotu-fotu fan), quiso retratar al noble viejo Baró (recordó que en Santiago había tenido una «tata» negra de nación), no sin que éste, antes, pidiera permiso a Olofi, entonando un canto litúrgico o litú-kanto.

¡Olofi!

¡Olofi!

¡Tendundu kipungulé!

¡Nami masongo silanbasa!

¡Silanbaka! ¡Bika! ¡Dioko! ¡Bica Ñdiambe!

¡Olofi!

¡O!

¡Lo!

¡Fi!

¿Qué dicen los caracoles (cauris), viejo y noble Baró? —preguntó el blanco, inquieto, «¿Es posible?».

El noble y viejo Baró sonrió su sonrisa africana, enigmática por tanto.

¿Si?, ¿(o no)?, preguntó de nuevo el blanco inquieto.

—Habla bien lo cauri (caracoles) dijo el viejo y noble Baró. – Olofi ta contento.

¿Hacemos la foto?, preguntó el inquieto blanco.

«¡NO! —respondió secamente el noble y viejo (o viejo y noble). Baró. ¿Por qué?, preguntó el inquieto blanco inquieto.

Le había negado este favor no por desconfianza de sus buenas intenciones ni por miedo a que su imagen acaso fuese a parar a manos de otro brujo, quien dueño de su retrato podría hechizarlo (bilongo) o acabar con él fácilmente a punta de alfileres (puya-puya) ni porque la nganga, profanación aparte, se la hubiera amarrado y debilitado. Tampoco porque tuviera miedo al «mensu» inquietante de una cámara. Tampoco porque desconfiara del blanco. Tampoco…

«¿Entonces por qué?» —preguntó el blanco.

Baró, noble y viejo y negro, lo miró con sus ojos africanos y luego (todavía con sus ojos africanos) miró a la cámara y por fin habló:

—Aparato mágico qu’atrapa image po’medio d’impresió e’ reflejo luminoso n’papel sensibilisao ej’ una Asahi Pentax Spotmatic, con fotómetro CdS, abertura f: 2.8. Viejo y noble Baró quedal siempre mu’mal n’esa fotoj! ¡Qué situación difícil! No (nananina) quedaba (re’ tongo) más (ma) remedio (iwo finda) que (ke) irse (futéle-kán).

El blanco partió para México a cumplir su promesa. Iba vestido con traje blanco, camisa blanca de botones blancos, corbata blanca y prendedor blanco, cinturón blanco de hebilla blanca, medias blancas, ropa interior blanca y con zapatos y sombrero blancos. La vestimenta de los que «hacen» el «santo» y tienen dinero para comprarse un ajuar. Llevaba también, como pochette, un pañuelo rojo. ¿Liturgia? No, tal vez un adorno o una nota de color político para romper la monotonía blanca. Pero hay otra teoría. El hombre todo blanco se llamaba Santiago Mercader y venía dispuesto a matar a Taita Trotsky, poderoso jefe de potencia. Tal vez fuera una contraseña para un cómplice (ecobio) daltónico.

El hombre blanco (Molná mundele) llegó, vio y mató a León (Simba). Trotsky. Le clavó la «guámpara» en el «coco» y lo mandó para su «InKamba finda ntoto» (tumba fría). Para asestar el golpe final, los orishas siempre fueron consultados de antemano.

GLOSARIO

Asahi Pentax Spotmatic: Nipón-Latín-Inglés comercial, cámara fotográfica.

Babalao: babalosha en lucumí.

Babalosha: babalao, también en lucumí.

Baró: nombre propio. Apellido.

Guámpara: wampara, swahili. Del árabe Wamp’r. Aprox., Aplenstock.

Mensu: opuesto de nganga. Más o menos, mal de ojo. Moana mundele: mujer blanca. Según Pierre Berger, «lengua que camina pálida».

Nganga: del dahomeyano oroko. Amuleto.

Olofi: Dios amado. A veces. Otras, diablo. Se le representa en posición normal, normalmente. Pero en ocasiones, aparece bocabajo.

Orisha: del Bakongo orisha. Babalao o babalosha.

Tata: nodriza, madre de leche.

Taita: padre o figura-padre. Equivale al «padrecito» ruso.