EL orador del café tenía la voz agria y la mirada de odio. Sin embargo cuando vio entrar a Hafez le dijo: «Sed bienvenido, señor extranjero. Toda Asia y todo el universo sin duda están ocupados de lo que sucede actualmente en El Catif y nadie puede informaros mejor que yo que soy el verdadero autor de esta revolución».
«Sin duda (dijo Hafez) habéis sido el primero en daros cuenta de que la potencia usurpada de los Carmathas era cosa fácil de destruir». «No (contestó el orador) yo no fui el primero en hablar contra los Carmathas, pero me resarcí bien cuando vi que eran expulsados de nuestra ciudad y que se les impedía retomar».
«Sin duda (dijo entonces Hafez) habéis dado los primeros ejemplos de esta generosidad que los ciudadanos de esta ciudad han puesto en socorrer al estado». «No (contestó el orador) no he hecho nada de eso y he demostrado incluso que los que lo habían hecho tenían motivos muy diferentes de los que pretendían».
«Comprendo (continuó Hafez), dejando evaporar el fermento patriótico habéis combinado los elementos con esa sangre fría que conduce al orden y esa sagacidad que caracteriza al hombre de estado». «Nada de eso (dijo nuevamente el orador) el orden es en todos los estados el precursor de la esclavitud y lo he alejado todo lo que he podido de mí».
Hafez salió del café testimoniando poca estima hacia el orador y fue seguido hasta la caravanera por un ciudadano de El-Catif que le dijo: «Señor extranjero, he sido testigo de la conversación que habéis sostenido en el café y temo que no os haya dado ideas falsas acerca del gobierno de nuestra ciudad. El hombre que os ha hablado trata de hacer creer que puede hacer al pueblo lo que quiera, pero sabemos todos que su arte consiste en saber con antelación lo que el pueblo quiere y entonces parecer como que los persuade. Sin embargo, ese aire de autoridad hace pensar que puede ser peligroso y se le utiliza, pero los que trabajan guardan silencio y es por ello que en nuestros jardines no escucharéis a la araña ni al gusano de seda, mientras que quedaréis ensordecido por las cigarras y los abejorros».