LOS viajeros llegaron a El-Catif y se alojaron en un hann o caravanera edificada a las orillas de Schat-Al-Arab. Hafez, impaciente por hacerse con una idea exacta de la revolución se puso a preguntar al Hann-Bachi, encargado de la custodia de aquel edificio, pero este le contestó: «Señor extranjero, no preguntáis a la persona indicada. El cuidado de las mercancías que se confían junto a un pequeño comercio que llevo personalmente me ocupan demasiado para que me preocupe si son los Carmathas quienes gobiernan en la ciudad o si bien ha regresado al poder de sus soberanos legítimos. Puedo incluso aseguraros que las tres cuartas partes de los habitantes se encuentran en el mismo caso, pero hay un cuarto formado por gentes ociosas que disponen de tiempo para gobernar a los demás y que son ellos mismos gobernados por tres o cuatro oradores y si quiere conocer al más afamado de todos ellos vaya al café que está delante y los encontraréis seguramente».