EL tercer día de su marcha, Hafez llegó a la tribu de los Beni-Khaled. Se habló de Hatem y el Jeque de los hijos de Khaled convino en que para un hombre de la tribu de Tai, tenía bastantes buenas cualidades. Entonces Bektasch se aproximó a Hafez y le dijo: «Señor, habéis escuchado este elogio, pero me parece un poco frío». «Eso es cierto (contestó Hafez), sin embargo una tribu celosa se ve obligada a rendirle justicia; pero la tribu de Tai que debe toda su gloria a Hatem y cuyo reconocimiento apenas puede recompensarle, debe ser su ídolo y el amor de su familia la que obtiene tanto brillo». «Ya lo veremos (dijo aún Bektasch).»