CAPÍTULO III — El Mendigo

ENTRE tanto la cabeza de la caravana entraba en la puerta de Hamadan. En esta puerta se encontraba un pobre que repetía en voz alta las siguientes palabras: «Caritativos musulmanes, os pido limosna en nombre de Hatem Tai el mejor y el más generoso de todos los musulmanes».

Hafez se aproximó al mendigo, le dio una pieza de quince medines y le preguntó si conocía a Hatem. «No señor (contestó Alnici), no lo conozco. Hatem es el jefe de la tribu de Tai que vive mucho más allá del gran desierto. Es tan generoso como lo era su antepasado, Hatem Tai y por eso es que le han dado este nombre. Con este nombre es como pido limosna desde hace diez años e incluso la que vos me habéis dado es una buena acción de Hatem».