CAPÍTULO II — Hafez

ABOU Hanifah prestó poca atención a lo que le decía el Derviche y se puso en camino siempre preocupado por su setenta volumen del Bahral nour. Pero durante el camino, el joven Hafez se acercó a Bektasch y le dijo, «sabio religioso, he quedado vivamente impresionado por la verdad de vuestro apólogo; igual que el muy sabio Abou Hanifah me he ocupado mucho en estudios abstractos y si viajo ahora no sólo es para distraerme, sino para añadir el conocimiento de los hombres a los conocimientos que he tomado de los libros. Señor (le contestó Bektasch) veréis en todas partes mucho más mal que bien, pero no encontraréis en ningún sitio el mal sin que vaya unido a un poco de bien y esto debe bastar al sabio para consolarle la vida».