En Doubleday, deseo dar las gracias a mi editor, Jasón Kaufman, tanto por su amistad como por su incansable ayuda en infinidad de aspectos. Gracias, por no haber cejado en su entusiasmo desde el primer día, a Bill Thomas y Adrienne Sparks, y gracias a Jenny Choi y al resto del grupo por su entrega, capacidad de trabajo y respaldo. Eric Simonoff, de Janklow & Nesbit, y Mathew Snyder, de Creative Artists Agency, han sido tan indispensables e insustituibles como siempre.
Gracias también a mi mujer, Luchie, y a mi hija Verónica, sin ellas no podría haber escrito el libro.
Doug Preston (pareja de escritura y ≪hermano de otra madre ≫) ha estado conmigo en las trincheras durante la elaboración de la novela, haciendo decenas de contribuciones (no exagero) a la idea inicial, tanto de gran alcance como de detalle. No puede obviarse su importancia en el relato.
Mi profundo agradecimiento a todos los que han contribuido a que Tormenta sea el libro que es, particularmente a Claudia Rulke, Voelker Knapperz, Lee Suckno y Ed Buchwald.
Huelga decir que Tormenta es una obra de ficción. Todas las personas, lugares, hechos, empresas y organismos o instalaciones gubernamentales son ficticios o se usan de manera ficticia.