Epílogo

EPÍLOGO

El cuerpo de Christine de Chagny fue enterrado junto al de su padre, en el cementerio de la aldea de Bretaña en la que ambos habían nacido.

El vizconde, aquel hombre bondadoso y amable, se retiró a su propiedad de Normandía. No volvió a casarse y conservó siempre a su lado una fotografía de su amada esposa. Murió por causas naturales en la primavera de 1940, y no llegó a ver la invasión de su tierra natal.

El padre Joe Kilfoyle se quedó y estableció en Nueva York, donde fundó un refugio y una escuela para niños abandonados, desamparados y maltratados del Lower East Side. Renunció a todo ascenso eclesiástico y prefirió ser el padre Joe para varias generaciones de muchachos carentes de privilegios. Sus hogares y escuelas siempre recibieron generosas donaciones, pero nunca reveló el origen de los fondos. Murió, ya muy anciano, a mediados de la década de los cincuenta. Durante los últimos tres años de su vida estuvo confinado en una residencia para sacerdotes ancianos situada en una pequeña ciudad de la costa de Long Island, donde las monjas que le cuidaban informaron que se sentaba en el muelle, envuelto en una manta, con la mirada perdida en el mar y soñando con una granja cerca de Mullingar.

Pierre de Chagny terminó sus estudios en Nueva York, se graduó en una prestigiosa universidad del Este y colaboró con su padre en la dirección de la enorme empresa familiar. Durante la Primera Guerra Mundial, ambos cambiaron el apellido familiar Muhlheim por otro, todavía conocido y respetado en todo Estados Unidos.

La empresa se hizo famosa por su filantropía en una amplia gama de problemas sociales, fundó una institución muy importante para la corrección de las deformaciones y creó muchas fundaciones de caridad.

El padre se retiró a mediados de los años veinte a una propiedad apartada de Connecticut, donde vivió rodeado de libros, cuadros y su amada música. Le atendían dos veteranos de guerra, ambos cruelmente desfigurados durante la contienda, y desde aquel día en Battery Park no volvió a utilizar la máscara.

El hijo, Pierre, se casó una vez y murió ya anciano, el año que el primer norteamericano puso el pie en la Luna. Sus cuatro hijos aún le sobreviven.