X

PROVIDENCE

Allí donde el río y la bahía se unen mansamente

Y se extienden laderas frondosas,

Las agujas de Providence ascienden

Hacia los cielos antiguos,

Y en los estrechos senderos sinuosos

Que trepan por pendientes y crestas

Todavía se puede encontrar

La magia apacible de días olvidados.

Un destello de abanico, un golpe de aldaba,

La visión fugaz de una vieja casa de ladrillo…

Imágenes y sonidos de tiempos pasados

Donde se refugian las quimeras.

Unas escaleras con barandilla de hierro,

Un airoso campanario,

Una aguja esbelta de clara piedra tallada,

El muro de un jardín cubierto de musgo.

Un cementerio oculto, ruinas que son pruebas

De la mortalidad del hombre,

Un muelle podrido donde agudos tejados

Hacen guardia sobre el mar.

Una plaza y un paseo, cuyos muros

Han contemplado quince décadas enteras,

Junto a caminos empedrados que los árboles cobijan

Y desdeña la multitud.

Puentes de piedra sobre lánguidos arroyos,

Casas encaramadas en la colina,

Y patios donde el alma pensativa

Se deja invadir por sueños y misterios.

Tramos en cuesta de un callejón emparrado

Donde pequeños rombos de ventanas

Brillan en el crepúsculo sobre un sembrado

Que el azar ha dejado al fondo.

¡Mi Providence! ¡Qué huestes etéreas

Hacen girar aún tus veletas doradas!

¡Qué vientos embrujados pueblan todavía

Con fantasmas grises tus viejas callejuelas!

Como antaño las campanas vespertinas

Resuenan sobre tu valle,

Mientras tus severos fundadores en sus tumbas

Siguen bendiciendo tu tierra sagrada.