VII

OCEANUS

A veces me detengo en la orilla

Donde las penas vierten sus flujos,

Y las aguas turbulentas suspiran y se quejan

De secretos que no se atreven a contar.

Desde las simas profundas de valles sin nombres,

Y desde colinas y llanuras que ningún mortal conoce,

La mística marejada y el hosco oleaje

Sugieren como taumaturgos malditos

Un millar de horrores, henchidos por el temor

Que ya contemplaron épocas hace tiempo olvidadas.

¡Oh vientos salados que tristemente barréis

Las desnudas regiones abisales;

Oh pálidas olas salvajes, que recordáis

El caos que la Tierra ha dejado tras de sí;

Una sola cosa os pido:

Guardad por siempre oculto vuestro antiguo saber!