XXXV

ESTRELLA VESPERTINA

La vi desde aquel lugar escondido y silencioso

Donde el viejo bosque oculta a medias la pradera.

Brillaba a través de los esplendores del crepúsculo… pálida

Al principio, pero con una cara que poco a poco se encendía.

Llegó la noche, y aquel fanal solitario, teñido de ámbar,

Hirió mi vista como nunca lo había hecho antaño;

La estrella vespertina, pero mil veces aumentada,

Encandilaba aún más en aquella quietud y aquella soledad.

Trazaba extraños dibujos en el aire estremecido…

Recuerdos borrosos que siempre habían llenado mis ojos…

Inmensas torres y jardines, curiosos mares y cielos

De alguna vida imprecisa… no sé de dónde.

Pero entonces supe que a través de la bóveda cósmica

Aquellos rayos me llamaban desde mi lejano hogar perdido.