EL FARO DEL ANCIANO
De Leng, donde los picos rocosos se yerguen sombríos y pelados
Bajo frías estrellas ocultas a los ojos humanos,
Brota al anochecer un único haz de luz
Cuyos lejanos rayos azules hacen gemir y rezar a los pastores.
Dicen (aunque nadie ha estado allí) que procede
De un faro alojado en una torre de piedra,
Donde el último Anciano vive solo
Hablando al Caos con redobles de tambores.
La Cosa, cuchichean, lleva una máscara de seda
Amarilla, cuyos extraños pliegues parecen ocultar
Una cara que no es de esta tierra, aunque nadie se atreve
A preguntar qué rasgos abultados hay debajo.
Muchos, en la primera juventud del hombre, buscaron ese faro,
Pero nadie sabrá jamás lo que encontraron.