SAN TOAD
«¡Cuidaos del carillón cascado de San Toad!», le oí gritar
Mientras me internaba por aquellas callejuelas demenciales
Que serpentean en laberintos sombríos e indefinidos
Al sur del río donde sueñan los siglos antiguos.
Era una figura furtiva, encorvada y harapienta,
Y en un instante desapareció tambaleándose,
Así que seguí hundiéndome en la noche
Hacia nuevas líneas de tejados, dentadas y malignas.
Ninguna guía habla de lo que acechaba allí…
Pero entonces oí chillar a otro viejo:
«¡Cuidaos del carillón cascado de San Toad!». Y cuando sintiéndome desfallecer
Me detuve, oí a un tercer anciano graznar de miedo:
«¡Cuidaos del carillón cascado de San Toad!». Huí espantado
Hasta que de pronto surgió ante mí aquel negro campanario.