XXI

NYARLATHOTEP

Y al fin vino del interior de Egipto

El extraño Oscuro ante el que se inclinaban los fellás;

Silencioso, descarnado, enigmáticamente altivo

Y envuelto en telas rojas como las llamas del sol poniente.

A su alrededor se apretaban las masas, ansiosas de sus órdenes,

Pero al marcharse no podían repetir lo que habían oído;

Mientras por las naciones se propagaba la pavorosa noticia

De que las bestias salvajes le seguían lamiéndole las manos.

Pronto comenzó en el mar un nacimiento pernicioso;

Tierras olvidadas con agujas de oro cubiertas de algas;

Se abrió el suelo y auroras furiosas se abatieron

Sobre las estremecidas ciudadelas de los hombres.

Entonces, aplastando lo que había moldeado por juego,

El Caos idiota barrió el polvo de la Tierra.