LOS JARDINES DE YIN
Al otro lado de la muralla, cuya antigua mampostería
Llegaba casi al cielo con torres cubiertas de musgo,
Debía haber jardines colgantes, llenos de flores
Y aleteos de pájaros, mariposas y abejas.
Debía haber paseos, y puentes sobre cálidos estanques
Sembrados de lotos donde se reflejaban cornisas de templos,
Y cerezos de ramas y hojas delicadas
Contra un cielo rosado donde se cernían las garzas.
Todo debía estar allí, pues ¿no habían mis viejos sueños
Franqueado la puerta de aquel dédalo de linternas de piedra
Donde arroyos somnolientos trazan sus cursos sinuosos
Guiados por verdes sarmientos de parras colgantes?
Corrí hacia allí… pero al llegar a la muralla, sombría e inmensa,
Descubrí que ya no había ninguna puerta.