XVII

UN RECUERDO

Había grandes estepas y mesetas rocosas

Que se extendían casi ilimitadas en la noche estrellada,

Con fuegos de campamento que iluminaban débilmente

Manadas velludas de animales con esquilas tintineantes.

Al sur, en la distancia, la llanura se ensanchaba y descendía

Hacia una oscura muralla tendida en zigzag

Como una enorme pitón de la edad primigenia

Que el tiempo infinito hubiera helado y petrificado.

Tiritaba extrañamente en el aire frío y enrarecido,

Y me preguntaba dónde estaba y cómo había llegado allí,

Cuando una figura envuelta en una capa junto a una hoguera

Se levantó y se acercó, llamándome por mi nombre.

Y al mirar aquella cara muerta bajo la capucha

Perdí la esperanza… pues había comprendido.