Oulipo: matemática en la literatura

El Ouvroir de Literature Potentielle (Taller de literatura potencial), abreviado Oulipo, es el nombre de un reducido grupo de escritores, matemáticos y académicos, originariamente franceses, que se dedica a la exploración de técnicas matemáticas y cuasimatemáticas aplicadas a la literatura. Fue fundado en París en 1960 por Raymond Queneau y François Le Lionnais, y busca nuevas estructuras literarias por imposición de condicionantes poco corrientes, métodos sistemáticos de transformar textos y maneras de ejemplificar conceptos matemáticos mediante palabras. El grupo ha publicado varios manifiestos pero, igual que sucede con los entusiastas del yoga, son más interesantes sus técnicas y sus resultados que su filosofía.

Los Cien billones de sonetos de Queneau es un ejemplo fundamental de la aproximación combinatoria de Oulipo a la literatura. La obra consiste en diez sonetos escritos en diez páginas, las cuales están cortadas de modo que cada uno de los catorce versos de cada soneto se pueda tomar independientemente de los demás. Así, cada uno de los diez primeros versos se puede combinar con cualquiera de los diez segundos versos, con lo que se tienen 102 o 100 pares distintos de versos iniciales. Cualquiera de estas 100 posibilidades se puede combinar con cualquiera de los diez terceros versos, obteniendo 103 o 1.000 ternas de versos posibles. Reiterando el procedimiento nos encontramos con que hay 1014 sonetos posibles. (Véase la entrada sobre La regla del producto). Queneau sostiene que todos ellos tienen sentido, aunque seguramente nadie lo comprobará, pues estos 1014 sonetos representan muchísimos más textos que todo el resto de la literatura mundial.

Otro buen ejemplo del trabajo de Oulipo es el algoritmo (N + 7) de Jean Lescure para transformar un texto. Se toma un extracto de un periódico, una novela o un libro sagrado concreto y se sustituye cada nombre que aparezca en él por el séptimo nombre que le sigue en un diccionario corriente. Si el original está bien escrito, el texto resultante normalmente conserva el ritmo y algunas veces hasta parte del sentido original. «En el priorato díptero creó los cienos y la tiesura. Y la tiesura estaba desordenada y vacía, y los tinteros estaban sobre la ablución…». El algoritmo se puede modificar, naturalmente, tomando el décimo nombre que siga en el diccionario a la palabra sustituida, etc.

Y otra obra más, esencial también en el trabajo de Oulipo, la novela de 300 páginas de Georges Perec, La Disparition, no contiene una sola letra «e» aparte, claro está, de las cuatro desafortunadas veces que aparece en el nombre del autor. Es para pensarlo, sin ningún «el», ni «donde», ni «ella», ni «porque», ni tan siquiera un «pero». En un ensayo sobre tales lipogramas, obras que prescinden de determinadas letras, Perec defiende la sensatez y la seriedad de tales empresas, y aduce que los condicionantes y la artificiosidad han sido los motores que han llevado, no sólo a los miembros de Oulipo, sino también a muchos grandes autores (François Rabelais, Laurence Sterne, Lewis Carroll, James Joyce, Jorge Luis Borges y el miembro de Oulipo, Italo Calvino, entre otros) a sondear todas las posibilidades de un idioma.

Algunas de esas posibilidades tienen que ver con los modos de unir un texto con otro «multiplicándolos» (como las matrices y los números), con encontrar la intersección lógica de dos obras dispares, o con «haikuificar» un poema largo convirtiéndolo en otro más corto. Cuentan también con las formas más corrientes de juegos de palabras. Los palíndromos, frases escritas que se leen igual al derecho que al revés (el ejemplo clásico en español: «Dábale arroz a la zorra el abad»); las transposición de sonidos en dos o más palabras (llamado en inglés spoonerisms: «Chuck you, Farlie»);[9] los preverbios del escritor americano miembro de Oulipo, Harry Mathews, que funde dos proverbios en uno («A rolling stone gets the worm», o «A bird in the hand waits for no man»);[10] las frases tipo bola de nieve, en las que cada palabra tiene una letra más que la anterior («I do not pass Sally unless feeling reckless»)[11] y todos sus parientes próximos y lejanos son omnipresentes en los poemas, cuentos y novelas de Oulipo.

Aunque pueda parecer raro, Oulipo no ha manifestado hasta muy recientemente el interés por los ordenadores que podría desprenderse de su inclinación a la permutación sintáctica. Adaptando varios programas de tratamiento de textos con diccionarios especiales, de sinónimos, contadores de palabras clave y lo que se ha dado en llamar utillajes de hipermedia, se podría facilitar su juego literario combinatorio. (Véase la entrada sobre La conciencia humana y su naturaleza fractal).

Las obras de Oulipo, cuando son buenas, son refrescantes, estimulantes y divertidas. Si no, su excesiva truculencia y sus incesantes juegos de palabras son tan pesados como cuidar a un niño locuaz y listillo. (Obsérvese que he logrado la asombrosa proeza de escribir toda la entrada con sólo veintiséis letras: no he usado para nada la «ñ»).