(El estudio del primer acto. Tennyson lee Maud en voz alta. Luego se abre la puerta y aparece Watts con la cabeza entre las manos. Da traspiés como un loco por la habitación.).
TENNYSON:
La culpa era mía, la culpa era mía…
¿Por qué estoy aquí, en la colina,
Aturdido e inmóvil, deshojando
Las plácidas florecillas silvestres…?
¡Esta mano es culpable…!
¡Y ahí surge siempre un grito apasionado[1]…!
WATTS: ¡Ellen! ¡Ellen! ¡Mi mujer, mi mujer…, muerta, muerta, muerta!
TENNYSON: ¡Por Dios, Watts! ¡No pretenderá usted decir que Ellen ha muerto!
MRS. CAMERON: ¿Ahogada? Eso es lo que sucede por ir a bañarse.
WATTS: Ella ha muerto, se ha ahogado, para mí. Yo estaba en la playa, detrás de una roca. La he visto… ahogarse.
MR. CAMERON: ¡Feliz Ellen! ¡Te has ido al Paraíso!
MRS. CAMERON: ¡Oh, pero es horrible! La chica se ha muerto, y yo, ¿dónde voy a encontrar otra modelo para la Musa? ¿Está seguro, Signor, de que está completamente muerta? ¿No queda en ella ni una chispa de vida? ¿Qué se podría hacer para revivirla? El brandy…, ¿dónde está el brandy?
WATTS: El brandy no devolverá la vida a Ellen. Está muerta, muerta como una piedra, para mí.
MR. CAMERON: ¡Feliz Ellen! ¡Afortunada Ellen! En el cielo no se usan tirantes; en el cielo no se usan pantalones. ¡Quisiera estar donde se encuentra Ellen!
TENNYSON: Sí. Hay algo sumamente placentero en la muerte de una joven llena de vida[2]. Giraba en torno a la trayectoria diurna de la tierra con troncos y piedras y árboles… Eso es de Wordsworth[3]. Yo también lo he dicho: es mejor haber amado y perder el amor, que no haber amado nunca. Vestir la blanca flor de una vida intachable. Ah, veamos. Déme un lápiz. Y una hoja de papel. ¿Alejandrinos? ¿Yámbicos? ¿Sáficos? ¿Cómo podría ser?
(Comienza a escribir. Watts va hacia el cuadro ycomienza a pintar fuera del lienzo.).
WATTS: ¡Dulce Modestia! ¡Castidad! Yo pintaba mejor de lo que suponía. Los antiguos egipcios tenían razón. Ese velo simbolizaba la fertilidad del pez. (Golpea el cuadro con el pincel). ¿Qué símbolo puedo encontrar ahora?
TENNYSON: Ejem… He escrito las seis primeras líneas. Escuchen: Oda a la muerte de Ellen Terry, bella joven que pereció ahogada[4].
(Entra Ellen. Todos vuelven la cabeza asombrados.).
MR. CAMERON: Pero ¡usted está en el cielo!
TENNYSON: Pereció ahogada.
MRS. CAMERON: ¡Ya no hace falta el brandy!
NELL: ¿Esto es un manicomio?
MR. CAMERON: ¿Es usted una realidad?
NELL: Yo soy Ellen Terry.
WATTS (avanza blandiendo el pincel): Sí, señora. Eso es verdad. Tú ya no eres la esposa de George Frederik Watts. Te he visto…
NELL: Oh, ¿me has visto?
WATTS: Estaba en la playa, detrás de una roca. Y te he visto… Sí, hembra impúdica, te he visto, sentada en los Needles; sentada en los Needles con un hombre; sentada en los Needles abrazando a un hombre. Esto es el fin, Ellen. Nuestro matrimonio se ha disuelto… en el mar.
TENNYSON: El insondable, salobre, enajenante mar… Mathew Arnold[5].
NELL: Lo siento mucho, Signor. De verdad. Pero parecía tan hambrienta, Signor; no pude evitarlo. La pobre parecía tener tantísima hambre, sí, ya lo creo… Además, siempre estuve segura de que era una hembra.
WATTS: ¡Una hembra! No intentes engañarme, Ellen.
NELL: Bueno, John pensó que era una hembra. Y John tenía que saberlo. John está en la Armada. Y a menudo, en islas desiertas, ha comido marsopas. Fritas en aceite, ¿sabes?, para desayunar.
WATTS: John ha comido marsopas fritas en aceite para desayunar. Ya me lo figuraba. Vete con tu amante, muchacha; vive en una isla desierta y desayuna marsopas fritas en aceite. Pero déjame… con mi arte. (Vuelve a su cuadro.).
NELL: Bueno, Signor, si te pones así… Sólo trataba de animarte. Siento mucho haberte molestado, de verdad. ¡Pero estoy viva! Nunca me había sentido tan viva en toda mi vida. Y lo lamento sinceramente, de verdad …
TENNYSON: No se disculpe, Ellen. ¿Qué ha sucedido? Un inmortal poema destruido…, eso es todo. (Rompe la hoja de papel.).
NELL: Pero ¿no podría hacer un verso sobre la marsopa, Mr. Tennyson?
TENNYSON: Imposible.
NELL: Bueno, ¿y sobre Craig?
TENNYSON: Sólo Browning sería capaz de encontrar algo que rimase con Craig[6].
MRS. CAMERON: Ay, pero en mi arte los versos no cuentan. Sólo la verdad y el sol. Siéntese, Ellen. Ahí, en esa banqueta. Esconda el rostro entre las manos. Solloce. El Arrepentimiento sentado en…
NELL (sintiéndose acorralada): No, no puedo, Mrs. Cameron. No, no puedo. Primero fui la Modestia; luego, la Musa. Pero el Arrepentimiento… No, no puede ser.
(Llaman a la puerta.).
MARY: Han llegado los baúles, señora. Los baúles, digo. No podría encontrar dos baúles mejores fuera de Kensal Green[7]. Como le decía hace un momento a su señoría, da lástima llevárselos para un viaje a la India. ¿Por qué no los deja aquí con unas figuritas de ángeles llorando encima?
MRS. CAMERON: Al fin, al fin han llegado los baúles.
MR. CAMERON: Los baúles han llegado.
MRS. CAMERON: Hagamos los baúles y marchémonos.
MR. CAMERON: Al país donde brilla perpetuamente la luna…
MRS. CAMERON: Al país donde nunca se pone el sol…
MR. CAMERON: En la India no necesitaré pantalones…
MRS. CAMERON: No, es cierto. Sin embargo, yo necesitaré placas fotográficas…
(Tennyson, que había salido un momento de la habitación, vuelve con algo en las manos.).
TENNYSON: Muy bien, Julia. Mire. He tallado un cofre con mi cortaplumas. Sólido roble. Nuestros barcos tienen corazón de roble. Nuestros hombres tienen corazón de roble. ¡Lucharemos y venceremos, una y otra vez! La hormiga no podrá devorar Maud. Usted podrá llevarlo consigo. Bien, aún queda tiempo. ¿Dónde lo habíamos dejado? (Se sienta y comienza a leer Maud).
Ella ha venido, mi dueña, mi amor;
Aunque tuviese pisada tan etérea,
Mi corazón latiría y la oiría;
Aunque fuese tierra en un lecho terreno,
Mis cenizas la oirían y latirían;
Si hubiese yacido muerto durante un siglo,
Me sobresaltaría y temblaría[8]…
MR. CAMERON (está mirando por la ventana): ¡Ejem! Creo que hay una realidad entre las matas de frambuesa.
TENNYSON: ¿Realidades? ¡Condenadas realidades! Las realidades son la muerte de la poesía.
MR. CAMERON: Malditas realidades. Siempre lo he dicho. Platón lo ha dicho. Radakrishna lo ha dicho. Spinoza lo ha dicho. Confucio lo ha dicho. Y Charles Hay Cameron también lo ha dicho. De todos modos, había una realidad entre las matas de frambuesa. (Entra Craig). ¿Es usted una realidad, joven?
CRAIG: Me llamo Craig. John Craig, de la Armada Real. Lamento interrumpirles. Temo haber venido a una hora intempestiva. Venía a recoger a Ellen. Tenemos una cita.
MRS. CAMERON: ¿Ellen?
CRAIG: Sí. La Castidad, la Paciencia, la Musa, como usted prefiera llamarla. Ah, está aquí.
ELLEN: John.
TENNYSON: La Reina Rosa del jardín de muchachas en flor.
WATTS: Ellen, Ellen, maquillada y empolvada. Miserable muchacha. Podría haberte perdonado tantas cosas… Podría haberte perdonado todo. Pero ahora, al verte como te veo, pintada, empolvada…, sin velo…
TENNYSON: Recuerde, WATTS: los antiguos egipcios decían que el velo tenía algo que ver con…
WATTS: No fastidie ahora con los antiguos egipcios, Alfred. Ahora, al verte como te veo, pintada, empolvada, no puedo perdonarte. Esfúmate con tu amante. Vete a comer marsopas a una isla desierta.
CRAIG: Nada de eso, señor. Tengo una casa muy amplia en Gordon Square[9].
WATTS: Claro que la tiene, señor. Y dígame, por favor, ¿dónde está Gordon Square?
CRAIG: W. C. I[10].
WATTS: Repórtese, joven, repórtese. Hay damas presentes.
CRAIG: Yo no soy responsable de la nomenclatura de distritos postales.
TENNYSON: Hallam vivía allí. Wimpole Street, West Central: así lo llamábamos en aquellos días más eufónicos. La larga y fea calle. Vea In Memoriam.
CRAIG: ¿Quién es Hallam? ¿Qué es In Memoriam?
TENNYSON: ¿Quién es Hallam? ¿Qué es In Memoriam? Creo que ya es hora de regresar a Farringford. Emily estará intranquila.
NELL: ¡Tenga cuidado de que Emily no salte, Mr. Tennyson!
(Entra Mary).
MARY: Los baúles ya están en la calesa, señora.
MRS. CAMERON: Los baúles están en la calesa. Es hora de decir adiós.
MARY: No hay sitio para las alas del pavo, señora.
MRS. CAMERON: Déjelas aquí. Las meteré en mi monedero.
MARY: ¡Sublífico[11]! ¡Qué pandilla! ¡Qué pandilla! Baúles en la cocina. Placas fotográficas en la repisa de la chimenea. Y cuando una va a coger el plumero, se encuentra con un tití. Estoy harta del servicio doméstico. Voy a casarme con el conde y voy a vivir en un castillo como una chica respetable.
MR. y MRS. CAMERON, JOHN y ELLEN (juntos): Los baúles están en la calesa. Es hora de decir adiós.
MRS. CAMERON: Nos vamos al país de la luz solar[12].
MR. CAMERON: Nos vamos al país de la luz lunar.
JOHN: En W. C. I vamos a habitar.
NELL: Nos vamos pronto, gracias a Dios.
MRS. CAMERON: Adiós, adiós, los baúles están en la calesa.
MR. CAMERON: Adiós, Dimbola. Freshwater, adiós.
JOHN: Oye, Nell, necesito algo que rime con «calesa».
NELL: ¡Cielos, John, yo sólo pienso en largarme «apriesa[13]»!
MRS. CAMERON:
Y mi mensaje para las damas
Es que, si hacéis fotografías,
Pongáis con todas las garantías
El objetivo fuera de enfoque[14].
Pero ¿qué rima con «enfoque»?
MR. CAMERON:
Birlibirloque, birlibirloque,
Es una buena rima de enfoque.
Y mi mensaje a los ancianitos
Es: Watts, no enjaules a los monitos[15].
JOHN y NELL: Todos están chiflados, completamente chiflados.
Nuestro mensaje a la mocedad
Es: si queréis pintar un velo,
No desmayéis, buscad con celo
Entre las matas una realidad[16].
NELL: ¡Buscad una realidad entre las matas de frambuesa!
(Salen todos, menos Watts y Tennyson).
TENNYSON: Nos han dejado solos, Watts.
WATTS: Solos con nuestro arte.
TENNYSON (Yendo hacia la ventana). Débil sobre la arena y fuerte sobre las piedras, se aleja el último eco de las ruedas… ¡Dios me bendiga! ¡No! ¡Se oye más fuerte…, más fuerte…, más fuerte…! ¡Están regresando!
WATTS: ¡No me diga eso, Alfred! ¡No me diga que regresan! ¡No podría enfrentarme a otra… realidad!
TENNYSON:
Ella ha vuelto, mi paloma, mi amor;
Ella ha vuelto, mi vida, mi destino.
La rosa roja grita: Está cerca, está cerca[17]…
MARY: Su Majestad la Reina.
REINA: Hemos llegado[18]. Nos complace sumamente ver a ambos. Preferimos estar de pie. Es el aniversario de nuestro matrimonio. ¡Ay, Albert! Y en señal de que nunca lo olvidamos, de que siempre lo recordamos, de que lloramos por él cada día…
TENNYSON: Es mejor haber amado y perdido el amor.
REINA: Ah, pero la vida matrimonial de ustedes es tan venturosa… Queremos expresarles estas muestras de nuestra consideración. Para usted, Mr. Tennyson, el título de Lord. Para usted, Mr. Watts, la Orden del Mérito. Que el espíritu del bienaventurado Albert nos contemple desde lo alto y nos preserve de todo mal.