Esta noche en este bar,
vamos a recordar,
las cosas que pude hacer
el día que empecé a soñar con la libertad
Hey, que fácil que era sólo hablar.
Eran tiempos sin control,
venga fiesta, venga alcohol, nada nos podía dañar,
y hubiera dado la vida entera, por no perder la ilusión,
por jamás volverme un perdedor.
Un cigarro en la mano,
mis botas de montar,
de esto no hace tanto tiempo,
pero me gusta recordar, me gusta recordar.
Nos creíamos tanto,
y muy poco era verdad,
es doloroso recibir
una triste lección de humildad.
Pero toda edad de oro,
acaba en un cajón,
convertida en 1000 recuerdos, que te ponen zancadillas,
que golpean tu corazón,
nuevas nubes que tapan tu sol.
Y a los 30 la nostalgia
entra en tu habitación
te acompaña al levantarte, en el trabajo, en todas partes,
y al tumbarte al descansar, sólo sueñas con libertad.
Mercado de oro — Lección de humildad