Introducción

Charles Robert Maturin, para Lovecraft el «Último y mas grande de los góticos», nació en Dublin en 1782, de familia descendiente de hugonotes huidos de Francia. En 1800 se graduó en el Trinity College de su ciudad natal, ordenándose sacerdote tres años mas tarde.

Destinado en un principio a una pequeña iglesia rural, pronto fue nombrado coadjutor de la iglesia de St. Peter de Dublín, cargo que desempeñaría hasta su muerte en 1824.
Esos años fueron para Maturin, al parecer, de una relativa estabilidad económica, lo que, unido a la gran cantidad de tiempo libre de que disponía, le permitió sin duda dedicarse de lleno a una de sus pasiones favoritas: la lectura. Uno de los personajes de su novela The Wild Irish Boy (publicada en 1808) da una relación de los libros leídos en su juventud, que demuestra que Maturin era ya por aquel entonces un gran conocedor de las literaturas clásicas, circunstancia que luego quedara bien patente en toda su obra y en especial en Melmoth el Errabundo.

Por aquellas fechas ya se habían despertado sus aficiones literarias, pero éstas se mantenían en un discreto segundo plano. Todavía era prematuro hablar de su carrera de escritor, aunque había publicado —bajo el seudónimo de Dennis Jasper Murphy——las novelas Fatal Revenge o The Family of Montoro (I807), que fue muy elogiada por Walter Scott en la Quaterly Review y The Wild Irish Boy (1808).

A raíz de la muerte de su padre en 1809, cortada la ayuda monetaria de éste, Maturin vio tambalearse su hasta entonces acomodada vida familiar. Al aparecer los primeros apuros económicos, se vio obligado primeramente a dar clases particulares y mas tarde, como la experiencia no le satisfizo, decidió dedicarse de lleno a escribir. Su tercera novela The Milesian Chief (1811), publicada todavía bajo seudónimo, paso también completamente desapercibida. En vista de ello, Maturin, desesperado, decide buscar un «protector literario» de prestigio que le ayude a entrar en el mundo de las letras. Se acuerda de los elogios de Scott a su primera novela, y le escribe, desvelando su verdadera identidad. Pronto nacería entre ambos una profunda amistad que duraría toda la vida. En 1816, por expresa recomendación de Scott, Maturin estrena triunfalmente su tragedia Bertram en el New Theatre Royal de Drury Lane, interpretada por Kean y con asesoramiento de Byron. Pero su buena estrella se eclipsa muy pronto. Sus tragedias Manuel (1817) y Fredolfo (1819) y su cuarta novela Women (1818) constituyen un gran fracaso. Nadie hubiera pensado que dos años mas tarde, con Melmoth el Errabundo, personaje mas típicamente byroniano que el propio Childe Harold, iba a crear tal vez el arquetipo romántico par excelencia de la literatura inglesa, que Balzac coloca a la misma altura que el Don Juan de Moliere y el Fausto de Goethe.

La aparición de Melmoth el Errabundo en I820 consagro definitivamente a su autor como uno de los mas hábiles escritores góticos de la época (Ann Radcliffe, Horace Walpole, William Beckford, M. G. Lewis, etc), alcanzando una popularidad hasta entonces del todo insospechada (se le llego a calificar de «el Füssli de los novelistas»).

El libro fue recibido entusiásticamente por crítica y publico. Balzac, y mas tarde, Thackeray, Rossetti, Baudelaire y Poe, fueron grandes admiradores de la novela. Y sabido es que Oscar Wilde, en 1898, a raíz de su proceso y posterior exilio en París, adopto el seudónimo de Sebastian Melmoth; Sebastian por las flechas de su uniforme de presidiario y Melmoth por la novela de Maturin.

Las aventuras del personaje central —mezcla de Mefistófeles, dandy byroniano y vampiro— no son sino un pretexto para elaborar un brillante estudio sobre la perversidad y el sufrimiento humanos, claro anticipo de las novelas psicológicas y metafísicas de Dostoievski y Kafka.
Por encima de la acción —salpicada de citas y referencias literarias y con alusiones continuas a hechos históricos y curiosidades de la época— lo realmente interesante del libro son las relaciones de Melmoth con cada una de sus víctimas, todas ellas sometidas a las mas espantosas torturas, tanto físicas como morales, descritas por Maturin con una sutileza de penetración en los terrores del alma humana como solo puede encontrarse en los mejores relatos de Poe.

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