Por un tiempo, la Tierra le pareció salvaje y extraña a Akin: una profusión de vida que casi resultaba aterradora en su complejidad. En Chkahichdahk sólo había una profusión potencial, almacenada en los recuerdos de la gente y en los bancos de grabaciones de semillas, células y genes. La Tierra aún era en sí misma un gran banco biológico que estaba equilibrando su ecología con un poco de ayuda oankali.
Akin no podría hacer nada en el cuarto planeta, Marte lo llamaban los humanos, hasta después de su metamorfosis. También su entrenamiento había ido tan lejos como era posible antes de la transformación. Así que sus maestros lo habían mandado a casa. Tiikuchahk, ahora en paz con él y con ella misma, pareció alegre de volver al hogar. Y Dehkiaht, simplemente, se había pegado a Akin. Cuando Dichaan había ido a por Akin y Tiikuchahk, ni él mismo sugirió dejar atrás a Dehkiaht.
No obstante, una vez llegaron a la Tierra, Akin notó que debía apartarse de Dehkiaht, alejarse de él por un tiempo. Deseaba ver a algunos de sus viejos amigos resistentes, antes de su metamorfosis…, antes de cambiar tanto que les resultase irreconocible. Tenía que hacerles saber lo que había decidido, lo que podía ofrecerles. También necesitaba aliados humanos respetados. Primero pensó en la gente que había conocido durante sus viajes al azar…, hombres y mujeres que lo conocían como un macho bajito, casi humano. Pero no deseaba verlos, aún no.
Se sentía atraído hacia otro lugar…, un lugar en donde la gente apenas si lo reconocería. No había estado allí desde que tenía tres años. Iría a Fénix…, a ver a Gabe y a Tate Rinaldi, allá en donde había comenzado su obsesión por los resistentes.
Instaló a Dehkiaht con sus padres, y se dio cuenta de que Tiikuchahk parecía estar pasando más y más tiempo con Dichaan. Contempló esto con tristeza, dándose cuenta de que estaba perdiendo por segunda vez a su más próxima compañera de camada, perdiéndola por última vez. Si más tarde elegía ayudar a la transformación de Marte, no sería como una compañera o una posible compañera: se estaba convirtiendo en macho.
Fue a ver a Margit, que ahora tenía un color marrón, y estaba atriada, preñada y contenta.
Les pidió a sus padres que buscasen una compañera hembra para Dehkiaht.
Y luego partió hacia Fénix. Sobre todo, deseaba ver a Tate mientras aún tuviese aspecto humano. Deseaba decirle que había cumplido con su promesa.