Antes del Cataclismo, Tarsis era una importante ciudad portuaria y la capital del suroeste de Ansalon: Tarsis la Bella, con sus barcos de alas blancas, sus pináculos relucientes, sus numerosas plazas y jardines[1]. Tres siglos y medio más tarde, los compañeros contemplaron el cambio más dramático ocasionado por el Cataclismo: la retirada del mar a sesenta kilómetros, que dejó a Tarsis rodeada de tierra y a sus hermosos barcos desparramados como juguetes rotos en lo que antaño fuera un puerto abrigado[2].
Antes de la hecatombe, Tarsis albergaba unos seis mil habitantes, pero después ese número quedó muy reducido[3]. Por simple costumbre histórica, Tarsis siguió siendo el centro de comercio dominante de una región cuya población había sido diezmada.
Aunque abundaban los edificios deshabitados, muchos de los barcos varados junto a la antigua zona portuaria próxima al mercado se convirtieron en hogares y tiendas de los más pobres[4]. Muchos de los sobrevivientes se instalaron en los distritos sur y oeste de las afueras de la ciudad, lejos de los grandes edificios institucionales, carentes ya de utilidad[5].
Tarsis es una ciudad fortificada, con una muralla de seis metros de altura guardada por torreones de quince metros[6]. Cuenta con tres puertas fortificadas, orientadas al norte, al sur y al este[7]. El antiguo dique y el saliente rompeolas es toda la protección que Tarsis tiene en la actualidad por el oeste e incluso ese muro está desmoronado en muchos puntos, permitiendo el acceso entre los distritos altos y bajos de la ciudad[8].
Salvo uno, todos los lugares importantes que aparecen en la historia de la visita de los compañeros a Tarsis están en la mitad sur de la ciudad. El grupo se hospedó en la posada El Dragón Rojo, en tanto que Alhana se albergaba «no muy lejos», en una posada del viejo puerto[9]. La mitad de los compañeros se encontraron con Alhana en la Sala de Justicia, un «feo edificio de ladrillos» que daba a un «callejón oscuro y maloliente», localizado en el centro del área del mercado[10]. Una vez liberados, los compañeros fueron conducidos por los Caballeros de Solamnia hasta la antigua Biblioteca de Khrystann[11].
La biblioteca ocupa la planta sótano de una derruida manzana de casas residenciales en la Ciudad Vieja. Una escalera estrecha y sinuosa desciende hasta una gigantesca sala «repleta desde el suelo hasta el techo de altos estantes de madera»[12]. En una de las mesas, los caballeros habían encontrado un libro en el que aparecía una lista de los lugares donde se habían guardado los Orbes de los Dragones[13].
El Dragón Rojo tenía tres pisos construidos en madera y piedra y grandes vigas en la techumbre[14]. La puerta principal daba a la sala, en tanto que la cocina tenía una salida al callejón trasero[15]. Había un mostrador en la sala, cerca de la puerta de la cocina, y una escalera que llevaba a las habitaciones de los pisos superiores[16].
El ataque del ejército de los Dragones separó al grupo, ya que no les dio tiempo a todos de llegar a la posada. Elistan y Laurana consiguieron escapar. Tanis, Raistlin, Caramon, Tika, Riverwind y Goldmoon quedaron atrapados bajo los escombros cuando la posada se derrumbó. Al hundirse el suelo de la cocina cayeron a la bodega y se encontraron en medio de botellas de vino rotas y barriles de cerveza partidos en pedazos[17].