En la costa noreste del Nuevo Mar, rodeada por las montañas Khalkist al norte, oeste y este, está Sanction, ciudad portuaria de los ejércitos de los Dragones. Cercado por altos riscos, el puerto está bien protegido por esta barrera natural, a lo que se sumaba la presencia de las naves draconianas durante la Guerra de la Lanza[1].
Los ejércitos de los Dragones sólo tenían conocimiento de dos pasos a través de las montañas Khalkist: al norte desde las llanuras de Estwilde y al este desde Neraka[2]. Sin embargo, los lugareños de la zona norte conocían un tercer paso, una senda que llevaba desde la calzada a un desfiladero septentrional que ascendía por la ladera de uno de los centinelas montañosos: los Señores de la Muerte[3].
Los Señores de la Muerte son tres grandes volcanes que rodean Sanction por el noroeste, noreste y sureste[4]. Alcanzan los mil doscientos metros de altitud, encumbrándose no sólo sobre la ciudad portuaria, sino incluso por encima de los picos de esta estribación de las Khalkist conocida por cordillera de la Muerte[5]. Los volcanes ya estaban activos en el año 287 d. C., sesenta y cinco años antes de finalizar la Guerra de la Lanza, cuando los Dragones del Mal de la Reina de la Oscuridad trajeron a la ciudad las huevos robados de los Dragones del Bien[6].
En la época que Gilthanas y Silvara llegaron a Sanction, unos ríos de lava, cuyos cauces se ensanchaban de manera continua, fluían por la ciudad maldita. Algunos puentes de piedra salvaban las infernales corrientes, pero no había modo de evadirse del calor y la humareda[7]. Almacenes, posadas, comercios, burdeles, barrios de chabolas y mercados de esclavos se amontonaban tan apiñados entre las retorcidas callejas que no se veía más allá del siguiente edificio. Las estructuras deterioradas se mezclaban con construcciones nuevas de escasa calidad[8]. El área central de la ciudad, dividida en dos partes desiguales por el río de lava más grande, era un laberinto de chabolas; la barriada central era la más frecuentada por las tropas[9].
Alrededor de la mitad de la población original de Sanction había abandonado la ciudad, pero el número de habitantes se incrementó con creces con las fuerzas del ejército de los Dragones, acampadas en las laderas orientales de la urbe. El ejército invasor estaba instalado en tres campamentos. El meridional albergaba unos seis mil goblins y humanos (aproximadamente quinientas tiendas con doce soldados en cada una); era un lugar infernal, abarrotado y caluroso. El campamento oriental no estaba tan atestado, con sus ochocientos veinte ogros, minotauros, trolls y gigantes de las colinas (unas ciento veinte tiendas con cabida para seis o siete soldados en cada una). El campamento septentrional era el más organizado y daba cobijo a casi tres mil draconianos (alrededor de doscientos treinta tiendas con doce soldados en cada una[10]).
Tres estructuras principales se alzaban fuera de la atestada ciudad: los templos de Sanction[11]. Al noroeste estaba el Templo de Huerzyd; al sureste el de Duerghast y al noreste el de Luerkhisis, el laboratorio para la creación de draconianos[12]. Por completo desconocida para los ejércitos de los Dragones, una red de túneles horadaba al subsuelo de Sanction y proporcionaba escondrijo y albergue al Pueblo de las Sombras[13].