A ambos lados de la bahía Harkan, en Ergoth del Sur, las refugiados de Silvanesti y Qualinesti construyeron sus hogares en tierras anteriormente ocupadas sólo por las Elfos Salvajes kalanestis[1]. Cuando el barco que había zarpado cerca del Muro de Hielo fue destruido por Sleet en las costas de Ergoth, los héroes escaparon con el Orbe de los Dragones hasta la orilla oeste de la bahía Harkan y allí fueron capturados por los elfos silvanestis[2]. Por fortuna, Laurana convenció a los silvanestis para que escoltaran a los compañeros a Qualimori, el campamento de los qualinestis[3].
Los qualinestis llegaron a Ergoth después de que los compañeros se marcharan de Qualinost en el otoño; había una gran diferencia entre la bella ciudad que habían abandonado y el rústico asentamiento donde ahora vivían. A pesar de que se habían hecho algunos intentos de construir domicilios semejantes a los que habían dejado atrás, las burdas construcciones de madera esparcidas entre los árboles eran muy primitivas[4].
La casa dé Solostaran, el Orador de los Soles, estaba construida con madera y barro; construida por los kalanestis. Aunque los Elfos Salvajes la consideraban «inmensa y bien construida, apropiada para que, al menos, cinco o seis familias habitaran en ella», sólo la ocupaban el Orador y su esposa. Incluso su hijo mayor, Porthios, vivía en otro lugar[5].
La función primordial de la construcción era la gubernativa. A falta de otra estructura más adecuada para tales menesteres, el Orador celebraba audiencia y despachaba otros asuntos oficiales en su casa. La estancia principal apropiada para acoger un nutrido grupo de gente tenía las paredes de madera y «el techo era una cúpula cubierta de barro y cañas»[6]. La fiesta organizada para celebrar el regreso de Gilthanas y Laurana aparentemente tuvo lugar en otra habitación que tenía chimenea[7].
Fue a la casa del Orador adonde llevaron a los compañeros a su llegada a Qualimori. Desde el lugar en el que estaba sentado, escribiendo, el Orador oyó a Porthios hablar con los guardias apostados a su puerta. Desde el mismo sitio podía ver la puerta de su dormitorio[8]. Aunque esto parece indicar que el acceso al área de trabajo del Orador daba directamente al exterior, es más probable que los guardias a los que oyó fueran los que estaban apostados continuamente en la entrada del conjunto de habitaciones privadas que había dentro de la casa; esta suposición se confirma cuando posteriormente Laurana y Silvara entraron a hurtadillas para coger el Orbe de los Dragones guardado en un arcón, a los pies del lecho del Orador. Dentro del recinto privado, el dormitorio de Solostaran era la tercera puerta a la derecha del pasillo[9]. A Laurana y a Gilthanas les dieron alcobas situadas en otro sector de la casa[10].
Finalizada la fiesta, los otros compañeros fueron virtualmente arrestados en un «aposento de invitados», una choza cuadrada de troncos que no tenía ventanas y en la que además de una pequeña puerta la única abertura era un orificio de ventilación en el techo abovedado, seis metros por encima de la hoguera que ardía en el centro de la estancia. La ventana a través de la cual Derek observó que los centinelas dormitaban junto a la fogata debía de formar parte de la puerta[11]. Por fortuna para los cautivos. Theros Ironfeld pudo encaramarse al techo sin ser visto y los ayudó a escapar por el agujero de salida de humos[12].