Al este de la Morada de los Dioses y al noreste de Sanction se encontraba la segunda ciudad de la Reina de la Oscuridad: Neraka. Situada en una meseta de las montañas Khalkist, Neraka estaba parcialmente rodeada por los volcanes septentrionales de la cordillera de la Muerte, si bien estos no ataban activos de manera continua y el más cercano se encontraba a casi diez kilómetros de la ciudad[1]. A diferencia de Sanction, Neraka era un asentamiento posterior al Cataclismo. Ciento cuarenta y un años después de la destrucción de Istar, Takhisis ubicó la Piedra Fundamental del Templo del Príncipe de los Sacerdotes en el claro de un bosque. Poco a poco, de manera sobrenatural, el templo empezó a reconstruirse. Cuando Berem y Jasla lo descubrieron dieciséis años más tarde, ya resultaba reconocible como un santuario en ruinas. La extracción de la joya verde permitió que la reconstrucción del templo fuera mucho más rápida pero también más aberrante. No se sabe con seguridad cuándo quedó terminado por completo, ni el momento en que el pueblo de Berem fue abandonado ni cuándo se estableció el nuevo asentamiento cercano al templo[2].
En Neraka no había tanto movimiento como en Sanction, ya que sólo era un pueblo construido para satisfacer las necesidades de los servidores del Templo de la Reina de la Oscuridad. Las murallas rodeaban el recinto y las tiendas, tabernas, posadas, burdeles y almacenes levantados a toda prisa para servir a las fuerzas combinadas de los ejércitos de los Dragones daban a Neraka la apariencia de una ciudad de rápido crecimiento. La mayoría de las estructuras eran tenderetes o chabolas[3]. A cada uno de los cinco ejércitos de los Dragones se le había asignado un sector fuera del recinto amurallado en el que acampar.
Las murallas de doce metros no eran un mero cerco para cerrar la ciudad, sino que trazaban una espiral a ambos lados del Patio de la Reina desde el Patio del Emperador a fin de permitir el acceso por la puerta principal a la plaza del templo. Unas puertas de hierro rompían el trazado de las murallas en los tramos alineados con la puerta principal del Patio de la Reina para tener acceso directo al templo cuando era necesario; otro tanto ocurría con las puertas secundarias de cada sección de los ejércitos de los Dragones, por las que se accedía a la espiral exterior de las murallas. Las casas y tenderetes del recinto interior estaban encajonados entre sectores de los muros a lo largo del Patio de la Reina; otros tantos se desperdigaban por la zona de campamentos del recinto exterior[4].
En el centro de Neraka, visible en kilómetros a la redonda, se alzaba el Templo de la Reina de la Oscuridad, el templo renacido de Istar[5]. Se encumbraba en el cielo «cerniéndose sobre la ciudad como un ave carroñera» y sumiendo en sombras a la ciudad tendida a sus pies; dos ciudadelas flotantes permanecían suspendidas sobre el recinto, de manera que interceptaban la escasa luz restante[6]. A pesar de que al principio de su reaparición el templo se manifestó con las líneas del diseño original, su aspecto era «horrible y deforme»[7]. Las paredes eran negras, los chapiteles estaban retorcidos y los corredores eran tan tortuosos que fue necesario levantar construcciones anexas para poder habilitar algunos sectores del mismo[8]. Era la estructura más a propósito para recibir a la Reina Oscura.